Más que los hechos en sí, debemos considerar su interdependencia; antes que el drama, el hilo
José Alameda (1989)

Así como en los orígenes de la tauromaquia hubo disputas entre mata-toros navarros y toreros andaluces y, luego, entre rondeños y sevillanos, en el toreo moderno también se ha presentado una dialéctica entre dos rutas. Para Alameda (1961, p.75) “dentro del proceso del toreo moderno, pueden distinguirse claramente dos líneas o rutas que, si bien se influyen a veces mutuamente, conservan en lo profundo muy definido su trazo”.

Una es la del toreo en cruce, de quienes tienden a avanzar con el toro, mandándolo hacia delante, toreo con traslación o de expulsión. La otra es la del toreo “en línea”, de reunión, en que el lidiador intenta ser el eje, sin traslación (Alameda, 1961). Posteriormente, el propio Alameda (1989) llamó a estas dos rutas el “toreo cambiado” y el toreo “natural”.

En su tratado El hilo del toreo, Alameda (1989) infiere que este diálogo –a veces antagónico– empieza con Frascuelo y Lagartijo. Salvador Sánchez “Frascuelo” (1842-1898) fue un torero “cambiado”, mientras que Lagartijo lo era “en línea natural”. Un texto de Rivas (1947) le sirve a Alameda para soportar su argumento:

La verónica, imponiendo al viaje la línea recta, para hacer pasar al toro de cabeza a rabo, rozando con el cuerpo del capeador, sin trampas ni artificios y conservando fijos los pies, tuvo en Rafael –Rivas se refiere a Lagartijo– un cultivador formidable.

Rafael Molina “Lagartijo” (1841-1900) fue un torero elegante, valiente y generoso. Para el investigador Antonio Portillo (2015) “fue el más grande”. Tuvo una épica rivalidad con Salvador Sánchez “Frascuelo”, en la que se enfrentaban en valentía haciendo actos temerarios como tumbarse delante de un toro. A partir del 1875, Lagartijo se volvió más artístico y llegó a la cima del toreo. Esto lo llevó a ser conocido como el Gran Califa de Córdoba, título honorífico que en la actualidad comparte con otros cuatro matadores cordobeses (Cordobapedia, 2018).

Las cuadrillas de Frascuelo, Lagartijo y Mazzantini de Daniel Vázquez Díaz. 
Museo Nacional Centro de Artes Reina Sofía.


El Segundo Califa, Rafael Guerra “Guerrita”, es quien tomó la estafeta de Lagartijo en el hilo del toreo y con ello dio un paso fundamental para la génesis del toreo moderno. Guerrita fue un hombre de una gran intuición que dominó a los toros, entendió al público y visualizó el toreo moderno. Para muchos es el personaje más importante del último tercio del siglo XIX y uno de los más destacados de toda la historia (Aplausos, 2011).

Guerrita fue un dominador, pero también un revolucionario. Analicemos una de sus revoluciones: la verónica. Antes de él, los toreros daban la salida con las dos manos a la vez, estirando los brazos hacia arriba. Guerrita establece la diferencia funcional de ambas manos: una que despide y otra que sujeta (Alameda, 1989). El Guerra es también quien dio los primeros pases en redondo;  y lo hizo con tal dominio que en la plaza de Madrid en abril de 1894 a Farolero le ligó diez pases naturales (ABC, 2016).    

Guerrita se preocupó por la técnica y por la evolución del toreo, por ello fue el primero en colocarse de costado, como él mismo lo explicó hablando del toreo a la verónica:

En la posición referida, encontrándose el diestro de costado al bicho y no de frente, tiene más facilidad para dar la salida y para repetir la suerte sin moverse de medio cuerpo para abajo (citado por Alameda, 1989).

Pero también intervino en el toreo como espectáculo y para ello influyó en la crianza del toro.

La visión de que, para ofrecer el nuevo espectáculo que los públicos querían, era necesario un toro más fijo, al que poder llegarle en términos de mayor precisión. “Déjale que enganche”, fue un grito a los picadores, para ir logrando aquella fijeza (Alameda, 1989).

Guerrita interactuó con los ganaderos para que seleccionaran animales más finos, tipo estándar, de líneas redondas y encornadura más reducida (Alameda, 1961). Paradójicamente, Rafael Guerra no lidió estos toros, pero sí influyó para que esta selección permitirá que, posteriormente, surgiera el toreo de Gallito y Belmonte. Para el escritor Giraldillo, con Guerrita se dividió el toreo en dos épocas:

Comprende y penetra y, acaso, se anticipa al gusto de los públicos actuales. Manda en el toro en la plaza y aún antes de que el toro llegue a ella, ¡pero qué hombría y qué celo extremado en todos los actos profesionales de Rafael! Con líneas rectas divide la historia del toreo. Después de él, soloJoselito y Belmonte, pero estos se benefician ya de las experiencias de Guerrita y recogen el mejor fruto de ellas. La lidia está definitivamente encauzada (ABC, 2016)

Su toreo en línea natural y colocándose al costado provocó críticas. Aficionados y periodistas “anti-guerrita” lo llamaron ventajista y se decantaron por un estilo en cruce, de un toreo cambiado o de expulsión. Las críticas ocasionaron su retiro, como se puede leer en la siguientes citas, "En Madrid, que atoree San Isidro", o "No me voy; me echan", ambas en referencia a la extrema dureza con la que le trataron los públicos en sus últimas temporadas (Aplausos, 2011).

Guerrita tenía ingenio y estaba consciente de su grandeza. En una ocasión el Rey Alfonso XIII le comentó que lo había confundido con un obispo, a lo que Guerrita contestó “¡Qué obispo ni qué cuernos! ¡En lo mío he sido yo el Papa!” (ABC, 2016). Cuando se retiró sentenció, "Después de mí, naide" … "y después de naide, Fuentes" (Lyon, 1988).

Antonio Fuentes (1869-1938) continuó con el hilo, pero siempre marcado con el “después de naide. Fuentes no era tan poderoso como Guerrita, pero sí más elegante. Su verónica representó otro importante avance. Siguiendo las enseñanzas de Guerra, ya no manda con las dos manos a la vez. Sólo la mano de la salida asume el mando, mientras la de adentro permanece sujetando el capote. Fuentes es, además, continuador de El Gordito en el segundo tercio (Alameda, 1989).
 

Retrato de Antonio Fuentes al óleo firmado por el pintor catalán José María Tuser

El hilo del toreo es la estafeta que Lagartijo le sedió a Guerrita, que Fuentes tomó de “naide” y que va pasando por otros artistas hasta llegar a Chicuelo para crear el toreo en redondo. Esta forma del toreo “en línea natural”, probablemente, alcanzó su máxima expresión con Manolete. Una manera de interpretar el toreo que tuvo en el toreo “cambiado” o de “expulsión” a sus antagonistas: Frascuelo de Lagartijo, el Gallo de Guerrita, Bombita de Fuentes… una dialéctica que ha permitido la evolución del toreo moderno.

Para terminar un video antiguo donde se observa la tauromaquia de Antonio Fuentes: