Como un capricho de la política, Rafael Moreno Valle podría enfrentarse a un escenario muy parecido al que se topó justo hace seis años.
En ese entonces, el PAN fue apabullado en la elección federal por el PRI y en Puebla también fue derrotado por AMLO.
Pocos recuerdan la cifra, pero López Obrador le ganó a EPN en Puebla por 2 mil 800 votos. Pocos pero suficientes para decir que el hoy candidato de Morena derrotó a Peña y Moreno Valle en una misma elección, ya que Josefina ni siquiera pintó en nuestro estado.
La noche del 1 de julio de 2012, el ex gobernador de Puebla rumió durante un rato su derrota y preparó desde ese día una estrategia con la que —aprovechando la tragedia azul— lograría llegar a la presidencia de la República.
Ante la inminente derrota del PAN en la elección presidencial de este 2018, Moreno Valle volverá a intentar hacer leña del árbol caído para retomar su sueño presidencial.
De la derrota de Anaya depende la posibilidad de que cual Ave Fénix, renazca de entre sus cenizas. Para nadie es un secreto que Moreno Valle cruza los dedos para el tropiezo de Ricardo, para arrebatarle las riendas del CEN del PAN.
Aquí un fragmento de una de mis columnas escrita hace 6 años.
“Contracara 5 julio 2012
El escenario azul
Son varios los adictos al morenovallismo que aseguran que la debacle azul le abrirá una puerta al gobernador poblano para internarse en la cúpula nacional panista preparando el camino al 2018, donde aspira a ser el candidato presidencial.
Sin duda, la teoría no es del todo errónea porque ante la pérdida del poder federal, los panistas necesitarán de ciertos apoyos financieros, los cuales pudiera aportar Moreno Valle. Sin embargo, la historia dice que ante las crisis políticas los panistas suelen pertrecharse para mantener sus cotos de poder, hasta retomar sus fortalezas políticas.
En ese sentido, al gobernador poblano le puede afectar seriamente ser tachado como uno de los autores de las traiciones sufridas por el PAN en esta elección. Ante esa lógica, flaco favor le hacen al gobernador quienes aseguran que ganó todas sus posiciones, asegurando que cuando menos 10 de 12 candidatos a diputados del PRI ganaron gracias al apoyo y la operación de Rafael Moreno Valle.
Pareciera que quienes hacen esa defensa, quieren desnudarlo ante el partido que supuestamente lo llevará a competir por la próxima presidencia en 2018. No hay que olvidar que el gobernador quemó sus naves con el PRI y que el PRD tiene dos precandidatos presidenciales desde ahora. Es decir, que el único partido que lo puede hacer candidato en 2018 es el PAN. El mismo partido que hoy lo tiene marcado con rojo, como uno de los causantes de la humillante derrota.
Me queda claro que a partir del lunes la capacidad política de Rafael Moreno Valle está a prueba, por lo que, de su habilidad negociadora depende que su proyecto presidencialista crezca o se entierre.
Sólo el tiempo nos dará respuestas”.
Tras la obligada cita, sobra decir que el tiempo ya nos dio la primera respuesta: su proyecto no creció. Sin embargo, tampoco murió.
En su obsesiva necedad, Rafael sigue soñando con colocarse la banda tricolor en el pecho.
Pero para lograrlo, además de la derrota de Anaya y de concretar la senaduría plurinominal existe un requisito sine qua non: que Martha Erika gane la gubernatura.
En esta elección, Rafael se juega el todo por el todo, o lo que es lo mismo: “Sin Casa Puebla, no hay Paraíso”.