Actualmente en México nos encontramos bajo la influencia de la canícula, que representa la disminución de lluvias dentro del ciclo normal de precipitación, y la cual dura del 14 de julio al 24 de agosto.
Esta ha sido calurosa, varias entidades han tenido ondas de calor con promedios diarios entre los 35 y 45 grados centígrados. En Puebla, en 17 de sus municipios del sur, se declaró una alerta de emergencia extraordinaria.
En este año, varios grupos de usuarios que comparten el agua, se han presentado ante las oficinas de la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) en Puebla a solicitar revisión de sus volúmenes concesionados, tanto del uso público urbano como agrícola, porque los usuarios al final de los canales ya no reciben el agua que tienen asignada por disminuciones notorias de los acuíferos.
Usuarios de galerías filtrantes, una forma de aprovechamiento de origen asiático que consistente en hacer un túnel a los cerros para obtener agua, han padecido la disminución de los volúmenes del vital líquido, lo cual ha ocasionado que se cancele la renovación y/o expedición de concesiones de estas fuentes, muy comunes en la región de Tehuacán en Puebla.
De esta misma región, recientemente recibimos a un grupo organizado de sociedades de usuarios que reclamaban, con entendible enojo, que se negara la concesión de agua a nuevos solicitantes por la evidente disminución de los niveles hídricos de los pozos, manantiales y galerías.
Es recurrente la práctica de solicitar la reposición de pozos agotados mediante la relocalización de la concesión hacia un nuevo pozo. También la solicitud de incremento de volumen hídrico en razón de un aumento de las necesidades por el crecimiento natural de la población, la producción industrial o mayores superficies de cultivo.
El agotamiento de pozos y manantiales, más intenso en la época de secas, es una realidad innegable, y su atención solo se ha encaminado a hacer más profundos los pozos actuales, a la búsqueda de otras fuentes y a la perforación de nuevos pozos, pero casi nadie está recargando fuentes de agua. Bajo las condiciones actuales, es más barato extraer del subsuelo que tratar y reutilizar las aguas residuales, por ejemplo.
Pero cuando se capta y almacena el agua de la lluvia para permitir la infiltración, las cosas cambian radicalmente. Hay evidencias desarrolladas en municipios de la mixteca poblana donde al construir jagüeyes, zanjas, gaviones en barrancas, bordos de conducción, entre otras acciones, los niveles de agua subieron considerablemente en pozos y manantiales.
Así ocurrió en Acatlán, Zacapala, Tulcingo de Valle, Tehuitzingo, Cohetzala y varios municipios de esta región. Pozos secos elevaron niveles a 3 y 4 m de agua en menos de una semana después de la primera lluvia. Hubo pozos debajo de jagüeyes que nunca se volvieron a secar. Y manantiales que revivieron.
Una comunidad modelo es Ayoxuxtla de Zapata, Municipio de Huehuetlán el Chico. Muchos años buscaron tener agua. Se hicieron muchos esfuerzos fallidos, hasta que, SEMARNAT-CONAFOR-CONAGUA aplicaron recursos para el manejo de cuencas, obras de captación e infiltración que han hecho posible revivir un manantial, haciéndolo permanente y garantizar el abasto de agua a toda la comunidad, y esto se logró con una inversión de tan solo 700 mil pesos, cuando el planteamiento tradicional de perforación y equipamiento de pozos costaba 2 millones de pesos.
Las áreas forestales son las mejores reservas de agua para las comunidades. Son, también, las mejores sombrillas para enfrentar los rayos solares. No es lo mismo estar debajo de un árbol, que a pleno rayo del sol. El ganado y la fauna sufren enormemente la falta de vegetación.
Pero las áreas forestales se han ido reduciendo por tala ilegal, por aprovechamiento doméstico, por pastoreo incontrolado e incendios forestales, muchos de los cuales son provocados. Al perder la vegetación, perdemos el suelo que es removido fácilmente por la lluvia y perdemos la capacidad de los bosques para guardar el agua que alimentará los manantiales. Perdemos también la fauna por falta de refugio y alimento.
En las zonas urbanas hay déficit de áreas verdes. Las existentes, son apropiadas por el que vive más cerca, se plantan pocos árboles y no se cuidan. Los espacios públicos, si no son céntricos, nadie los atiende.
Datos de la Región de Tehuacán indican que la deforestación ha provocado el incremento de un 36 por ciento de escurrimientos que generan inundaciones en la zona urbana. Tenemos también en las oficinas de CONAGUA, peticiones de colectores pluviales para conducir o desviar esas aguas que bajan muy broncas. Hoy en día, nos inundamos más en la época de lluvia y padecemos de agua en la época de secas. Gastamos en desazolvar lo que debería quedarse arriba de las montañas para guardar agua.
Las futuras políticas públicas ambientales requieren prioritariamente considerar la reforestación de las cuencas donde están las fuentes de agua de los centros de población, de preferencia por semilla utilizando drones para bajar costos y cubrir grandes superficies en corto tiempo; promover y apoyar acciones de captación para recargar los acuíferos como parte complementaria a la reforestación.; ordenar el aprovechamiento forestal y el pastoreo incontrolado. Sin duda alguna, tratar y reutilizar las aguas, tecnificar el riego agrícola y fortalecer acciones de cuidado y ahorro del agua entre la población.
Todo lo anterior se requiere para para mitigar el cambio climático, las ondas de calor, la sequía, para restaurar el equilibrio ecológico y recuperar los acuíferos nacionales. Sembrar un millón de hectáreas y más, es posible, haciéndolo por semilla, manual o aéreo.
*Ex Rector de la Universidad Autónoma Chapingo