Después que su equipo consiguiera un empate muy chambón ante Pumas, en conferencia de prensa, Enrique Meza aventó uno de esos términos que en los últimos tiempos ya es una constante del balompié mundial: volumen de juego.

Uno jamás está -ni estará- en condiciones de decir que haría mejor las cosas que un jugador y mucho menos que un director técnico. Lo decía César Luis Menotti, y lo comparto, en una entrevista con el prestigioso Clarín de Argentina, hace algunos meses:

“No jugaron nunca y agreden y ofenden. Hubo una época que los periodistas eran más respetuosos. Ahora hay pibes que se creen que saben todo, que analizan con una soberbia… ‘Yo hubiera hecho este cambio…’; vos no lo harás nunca, porque vos no sos entrenador. ‘El penal yo lo hubiese tirado…’; vos no lo hubieses tirado ni lo vas a tirar nunca, porque vos no vas a entrar nunca en la cancha. Hay una imprudencia en el periodismo que también atrapa a los entrenadores”. Poco que agregar.

Sin embargo, no sé si cuando El Ojitos dice que “se mejoró el volumen de juego” se refiera a una estrategia en particular, a una especie de inspiración que brota en sus futbolistas por arte de magia, o simplemente se refiere a ese lapso en el cual los jugadores deciden, de una vez por todas, hacernos la caridad de quitarse la modorra y ponerse a jugar.

Cuando Lucas Cavallini se enfoca con mayor concentración en buscar la pelota y no en partir a un rival, ¿se mejora el ‘volumen de juego’?; o cuando Cristian Tabó se preocupa más por generar espacios y ventajas para sus compañeros que en caer una y otra -y otra, y otra- vez dentro del área buscando un penal, ¿se mejora el volumen de juego?; o cuando Nicolás Vikonis por fin se decide a salir por una pelota aérea en su área chica y no quedarse en la espera del fusilamiento (como sucedió en el último gol ante América o en el primero de este domingo ante Pumas), ¿se mejora el volumen de juego?

Existen situaciones que incomodan, y gacho, al momento de ver un partido de futbol; una de las peores, cuando no entendemos absolutamente nada de lo que está pasando en el campo. Nos hace falta ‘volumen de juego’, seguramente.

Nos leemos la siguiente semana. Y recuerden: la intención sólo la conoce el jugador.