Vaya cisma que causó la polémica revelación del magistrado del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), José Luis Vargas Valdés, sobre cómo viene su proyecto de sentencia sobre la elección a Puebla: la anulación.

De inmediato salieron voces a ovacionarlo, pero también llegó una andanada de críticas por haberse adelantado al menos un par de días.

No faltó quienes afirmaron que estaba violando la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación y caería el magistrado en una posible responsabilidad conforme a la fracción xi del artículo 131, que a la letra dice:

“Serán causales de responsabilidad (…) emitir opinión pública que implique prejuzgar sobre un asunto de su conocimiento”.

Sin embargo, varios juristas que consultamos, señalaron que no se podría atacar el hecho de la revelación antes de la sesión donde se discuta, ya que simplemente no se trataba de una opinión, sino de un proyecto jurídico.

En tanto, en la ciudad de México e inclusive en las oficinas del TEPJF, se ha iniciado un fuerte o hirviente cabildeo para allegarse de la mayoría de los siete magistrados.

La negociación es la última esperanza del morenovallismo para echar abajo el proyecto de sentencia de Vargas Valdés.

Por primera vez en al menos ocho años, el otrora poderoso grupo político, pende de alfileres.

Para salvar la elección, no hay de otra que convencer a al menos cuatro magistrados que voten en contra, sino podría sufrir su derrota más fuerte y que lo debilitaría gravemente.

En tanto, el grupo morenista, ha echado las campanas a vuelo y sólo espera que se dé la estocada con la votación a favor de la anulación, la que aseguran, será unánime.

En los corrillos políticos y del TEPJF, se afirma que nadie ha convencido aún a la mayoría.

Otros dicen lo contrario.

Aunque se espera que la situación se defina en la sesión del miércoles 5 de diciembre, hay quienes en las altas esferas dicen se discutirá en sesión hasta el 10 de diciembre, cuatro días antes del cambio de gobierno.

Esto último daría muy poco tiempo para elegir a un gobernador interino, lo que provocaría un verdadero pandemónium en el Congreso.

Y es que hay que recordar que para nombrar un gobernador interino se necesita de una mayoría calificada, o sea dos terceras partes de los 41 diputados deben aprobarlo, o sea 28.

Ninguna bancada tiene tantos legisladores, así que el consenso de los grupos debe llegar a fuerza, aunque hay algunas estrategias que se empiezan a cocinar y que luego les contaremos.

Tiempo al tiempo.

 

El interino

En tanto, ya se empiezan a barajar nombres para la gubernatura interina, que se espera sea de apenas dos meses, como lo señala el proyecto de sentencia.

Sin embargo, la fecha aún podría ser modificada por el mismo Congreso del Estado.

Se habla aún del rector Alfonso Esparza Ortiz, como el más viable gobernador interino, aunque él ya se ha autodescartado, todavía es posible.

Otro personaje que ha surgido los últimos días, sobre todo por la cercanía con el líder del Congreso, José Juan Espinosa, pero más aún por su reputación apartidista, es Enrique Cárdenas.

Aunque platicamos con él y se autodescartó, dijo honestamente que nada más no le entraría por el poco tiempo que se tiene contemplado (hasta febrero de 2019), pero si fuera de un año al menos, otro gallo cantaría.

Así que no descarte al académico, exaspirante a candidato independiente y exrector de la Universidad de las Américas.

Estamos en días de definiciones.