Ha crecido muy fuerte el rumor que no terminará su gestión el presidente de la Comisión de Derechos Humanos (CDH) de Puebla, Adolfo López Badillo.

Y es que al parecer podría renunciar en cualquier momento.

Al menos eso se ha rumorado luego de que los trabajadores del organismo están trabajando a marchas forzadas en el acta de entrega recepción, la que ya se prepara a cinco meses del cambio.

La gestión del señor López culmina el 29 de junio de este año, por lo que supuestamente no debería haber prisa en la realización del documento.

Sin embargo, se está obligando al personal a hacer las revisiones hasta altas horas de la noche, claro, sin que les sean pagadas las horas extra.

Incluso el mismo señor López, ha solicitado auditores externos para hacer revisión de todo.

Esto se hace en medio de más despidos y ahora con el detalle que ha instalado “la báscula”, algo así como una especie de Operativo Mochila.

Al parecer la paranoia ha crecido al interior de la institución en sus últimos meses en el cargo del señor López.

La circular CDH/DA/004-2019 en poder de este espacio, señala que serán revisadas las personas que entren y salgan del edificio del organismo, ubicado en la 5 Poniente 339.

El argumento es reforzar la seguridad de las personas y hasta de los bienes.

Desde el 29 de enero, cuando fue expedida la circular, el policía de la entrada está facultado para revisar a las personas.

(…) Podrá revisar maletas, mochilas, portafolios, etc.”, señala el documento”.

En otro punto se insiste con el argumento que es para evitar que entren armas de fuego y punzocortantes, por lo que se podrá revisar todo lo arriba referido.

Todos son auscultados sin discriminar, incluso los empleados, quienes diariamente tienen que mostrar y abrir sus bolsas, portafolios o lo que lleven al poli.

Incluso, se prohíbe a personas ajenas al organismo no solo tomar vídeos, sino también fotografías del interior del edificio público.

¿De ese tamaño es el miedo o a que le temen?

Mientras tanto siguen los despidos en la administración de terror del señor López.

En días pasados fueron dados de baja el director de seguimiento de recomendaciones, la delegada en Cuetzalan, así como una visitadora de la secretaria técnica.

Y todo en medio de una cuenta regresiva.

El año perdido

Luego de que finalmente ya se supo o reafirmó que el próximo 2 de junio se realizará la elección extraordinaria para gobernador de Puebla, y que el 1 de agosto el ganador tomará protesta, es notorio que para la entidad será un año perdido.

Y será perdido en avances de obras, planes o estrategias para impulsar al Estado.

Se sabe que el gobernador interino, Guillermo Pacheco Pulido, en los cinco meses que estará al frente del Poder Ejecutivo, ha iniciado una estrategia de despresurización política.

Y lo está haciendo muy bien.

Poco a poco la tensión y polarización ha ido bajando en Puebla, luego de la presión que hubo desde el conflicto poselectoral de la elección del 1 de julio pasado.

Esta polarización y tensión había disminuido cuando finalmente el Tribunal del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) dio el triunfo a Martha Erika Alonso.

Pero a su muerte el 24 de diciembre, apenas diez días después de haber tomado posesión como gobernadora, esa polarización regresó y salieron de nuevo los cuchillos.

Ahora ante la llegada de Pacheco Pulido al cargo de gobernador y de Fernando Manzanilla a la Secretaría de Gobierno, esa tensión ha ido bajando.

Lo malo es que por la premura natural, llegan sin un proyecto a largo plazo en materia de obras o infraestructura, así como de estrategias económicas.

Y es que es obvio que en cinco meses no se podrá sacar cualquier proyecto.

Por lo mismo, con la llegada de la elección y su veda electoral, todo seguirá en stand by, hasta el 1 de agosto, cuando tome las riendas el gobernador constitucional.

Para arrancar, ese nuevo gobierno también necesitará tiempo de organizarse, lo que requerirá unos meses más para iniciar planteamientos.