Qué lejanos parecen los tiempos en los que Elba Esther Gordillo venía a Puebla y era recibida con alfombra roja en los salones del Hotel Bodegas del Molino para celebrar el cumpleaños de su ahijado Rafael Moreno Valle.

Personajes como Gordillo han aprendido a reinventarse una y otra vez, para lograr esa inconcebible permanencia en el poder.

Ya lo hizo con la caída de su maestro Carlos Jonguitud Barrios, a quien terminó no sólo traicionándolo, sino superándolo.

Sexenio tras sexenio, la maestra dio cátedra de su magnífica capacidad camaleónica para mantener su liderazgo, con todos los privilegios que implica.

Un error de cálculo —quizá el único notorio de su carrera política— con Peña Nieto la llevó a perder su libertad, con la consecuencia implícita de la pérdida también de su poder.

Un sexenio después está de vuelta, con una nueva versión de la controvertida y cuestionada lideresa del SNTE.

Ayer la maestra volvió a Puebla en condiciones muy diferentes a las que reinaban en los tiempos del morenovallismo.

Con el pretexto de un Segundo Encuentro de Jóvenes, organizado por la agrupación Elbista Maestros por México, la señora pisó Puebla para empujar y mostrar el músculo en plenos tiempos electorales, un músculo muy mermado comparado con los eventos que le organizaba su extinto ahijado.

Ante la muerte de Rafael Moreno Valle y de su grupo político, la maestra seguramente cambiará también de piel en Puebla, tal y como ya lo hizo en la esfera nacional.

Los tiempos cambiaron, pero eso no es problema para Elba Esther Gordillo, quien es una maestra no solo de profesión, sino también para acoplarse y sumarse a las nuevas exigencias y reglas políticas nacionales y estatales.

Y como recordar es vivir, los invito a retomar una vieja columna que escribí hace poco más de seis años. Lean, recuerden y juzguen.

“Contracara 27/febrero/2013

La sombra de la madrina

Como un balde de agua helada cayó en Casa Puebla la noticia de la detención de Elba Esther Gordillo por el desvío de más de 2 mil 600 millones de pesos del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación.

 Como seguramente todos los rotativos nacionales derramarán toneladas de tinta en torno a las implicaciones legales y políticas de la aprehensión de la lideresa sindical, en este espacio abordaré el tema desde el ángulo local, sobre todo por lo que representa la complicidad del gobernador con la mujer que desde ayer duerme en el penal de Santa Martha Acatitla.

 La relación de Rafael Moreno Valle con Elba Esther Gordillo se remonta a los tiempos en los que la señora ocupó el liderazgo de la Cámara de Diputados.

 En ese entonces, Melquiades Morales envió a su pupilo a granjearse a la maestra, para lograr meterse al círculo de poder en San Lázaro.

 Utilizando sus dotes cautivadoras, Moreno Valle fue ganándose la confianza de la mandamás del SNTE y aunque no logró el objetivo de presidir una comisión importante, recibió la Coordinación Administrativa de la cámara, pese a que Morales Flores aspiraba a una mejor posición para su exsecretario de Finanzas.

 Ahí en San Lázaro, Moreno Valle fue partícipe de la guerra de poder que escenificaron la Gordillo y el hoy titular de Educación Pública, Emilio Chuayffet, dejando un mar de rencores, los cuales hoy hacen revivir las aguas con mayor intensidad.

 A la mitad de la Lgislatura federal, Moreno Valle solicitó licencia para alcanzar la diputación local priista por la vía plurinominal, convirtiéndose en el presidente de la Gran Comisión.

 Sin culminar su gestión, Moreno Valle renunció al PRI en 2006 para asumir la candidatura al senado panista, la cual le permitió retornar al Distrito Federal, donde cerró aún más sus compromisos políticos con Elba Esther, quien decidió apoyarlo con toda la estructura magisterial en su proyecto de ser gobernador de Puebla.

 Ya fuera del PRI, los dos personajes planearon el abordaje a Casa Puebla generando todas las condiciones para concretar la alianza de partidos, donde Gordillo fue parte importante de esta operación.

 Hay que recordar que la maestra había jugado abiertamente con el PAN en la elección de 2006, tras su rompimiento con Roberto Madrazo, por lo que no le resultó difícil convencer a Felipe Calderón y al CEN panista de aceptar al nuevo militante como su candidato a gobernador.

 En la segunda quincena de julio de 2010 la ruptura de la maestra con otro de sus ahijados, el candidato de la alianza PAN-Nueva Alianza al gobierno del estado de Veracruz, Miguel Ángel Yunes, benefició de manera directa a Moreno Valle, ya que la estructura del SNTE fue trasladada en su totalidad a Puebla abandonando a su suerte al veracruzano, quien terminó perdiendo ante Javier Duarte.

 Este rompimiento cambió el rumbo de la elección poblana, donde el apoyo de Elba Esther resultó fundamental, ya que se presume que trasladó a más de cuatro mil operadores cargados de recursos para movilizar el voto en favor de Moreno Valle, los cuales originalmente se dividirían el trabajo entre Puebla y Veracruz.

 Una vez convertido en gobernador electo, Moreno Valle inició con el pago de las facturas entregando a la maestra un poder de decisión en la confección de su gabinete.

 Cómo olvidar su toma de posesión, además de sus dos informes, donde el Señor de los Cerros le rindió sendos homenajes a su madrina política, ante la presencia de los gobernadores de los estados, en su mayoría priistas.

 Existe una amplia galería fotográfica que testifica la estrecha relación entre la líder magisterial y el gobernador de Puebla en diversos actos públicos, en comidas privadas, rematando con el encuentro de Moreno Valle con la senadora Mónica Arreola Gordillo, hija de la maestra, quien fue la invitada especial en el palco principal del estadio Cuauhtémoc el sábado pasado, en el juego de la selección Sub-20.

 Sin duda, éste es un relato que exhibe la relación entre estos dos personajes, y explica las facturas que hasta hoy sigue cobrando el grupo de Elba Esther en Puebla.”

Eran los tiempos de gloria de un amasiato político entre la poderosa líder y su ambicioso discípulo.