En una sociedad que castiga y asesina a mujeres e infantes, los diputados José Juan Espinosa y Héctor Alonso Granados, aún pertenecientes a la coalición Juntos Haremos Historia, prefirieron trivializar un debate indispensable en una sociedad que todos los días nos da muestra de enfermedad.

Cuando un grupo de legisladoras decidieron proponer disminuir la difusión propagandística de la sexualización de la mujer en el estado, una variable para entender la hipersexualizacón en los menores, ambos legisladores encontraron que la mofa y la descalificación era el camino apropiado para debatir un asunto cuya complejidad ofrece matices difíciles de explicar aún para especialistas.

Acostumbrados a descalificar lo que está lejos de sus limitados procesos cognitivos, también se fueron por el camino de la ideologización. Huele a derecha llegó a escribir Espinosa Torres en su cuenta de twitter, echado de la Mesa Directiva en la sesión de ayer.

Los datos duros asustan y ofenden. El Observatorio Ciudadano de Derechos Sexuales y Reproductivos AC ofrece una numeralia de horror: 42 feminicidios desde que comenzó este 2019.

Han pedido la vida en condiciones de crueldad extrema: víctimas de abuso sexuales, psicológico o violencia física terminan, casi todas terminan arrojadas en parajes, barrancos o en la vía pública.

Alonso Granados y Espinosa Torres ignoraron o prefieren pasar por alto cada de unas las tragedias contabilizadas por Odesyr. No son culpables de adolecer de los conocimientos básicos sobre los retos que impone esa lastimosa realidad.

En un país cuya clase política idolatra, protege o dispensa a depredadores sexuales como el líder de la secta La Luz del Mundo, Nassón Joaquín García, detenido en California por delitos cómo violación, felonía y prostitución forzada cualquier cosa puede suceder, hasta hacer legisladores a estos personajes.

En algo tiene razón el ex edil de San Pedro Cholula cuando dijo que haberle retirado la presidencia de la Mesa Directiva y la coordinación de la bancada del Partido del Trabajo: fue una decisión política.

Su postura era insostenible cuando de lo que se trata es regresar a las buenas prácticas en la esfera pública. Ambos se veían incómodos, inconformes, sin un espacio de confort en la era de Cuarta Transformación.

Dos lumpen en el recinto legislativo. Si acaso hay que reprochar algo a Morena y sus aliados, es haber levantado cascajo político como es el caso de los políticos en desamparo.