Un personaje que pasará a la historia como alcahuete de los excesos del morenovallismo, es sin duda Adolfo López Badillo. Por fortuna, este lunes dejará por fin la presidencia de la Comisión Estatal de Derechos Humanos. Lo hace a escondidas, utilizando la puerta de atrás, sin haber acudido al Congreso del Estado para dar la cara y sostener una reunión donde expusiera sus “logros” en su papel de ombudsman, puesto al que llegó por imposición del entonces gobernador Rafael Moreno Valle.

El pasado viernes fue citado en el Congreso, el “defensor de los derechos humanos” en el estado, pero justificó su ausencia diciendo que tenía una reunión por el tema de seguridad, aunque la realidad es que se ausentó por el temor de ser cuestionado ante el deficiente y negligente trabajo que realizó frente a la CEDH.

Las páginas de Intolerancia Diario documentaron, desde su llegada al cargo, el papel de protector de los abusos del gobierno del estado, además, descubrimos y relatamos su faceta de soplón, como ocurrió el 7 de abril de 2014 cuando citó a una reunión al activista social Juan Carlos Flores, opositor al gasoducto Morelos y “casualmente” al salir del lugar fue detenido en un espectacular operativo como los que acostumbraba a realizar Víctor Carrancá para sembrar miedo. En términos de nota policiaca se diría que le puso el dedo.

López Badillo fue mudo en el tema de los presos políticos, fue incapaz de emitir una recomendación por los hechos de Tehuacán y Chalchihuapan de junio y julio de 2014 donde se aplicó la Ley Bala.

Tampoco alzó la voz tras la muerte de Delfino Flores Melga, un anciano de 90 años que fue detenido por ser activista social y murió en el penal de San Miguel por no ser atendido.

Son innumerables los casos que tuvo en sus manos el empleado de Moreno Valle, quien abandonó su función como defensor de los derechos humanos para cumplir con todas las instrucciones provenientes de la Casona de Los Fuertes: Archivar los expedientes y guardar absoluto silencio.

El ombudsman se encargó durante más de cinco años de bloquear la declaratoria de Alerta de Violencia de Género en Puebla, ya que era la Comisión Estatal de Derechos Humanos una de las instancias que la podía solicitar, pero evidentemente no estaba en su agenda.

Tras un vergonzoso papel, hoy tendrá que abandonar su oficina y salir por la puerta de atrás sin enfrentar su responsabilidad.

En conclusión, este oscuro personaje saldrá huyendo, a hurtadillas, tal y como lo hacen los cobardes.

Ni más, ni menos.