María de Lourdes Rosales Martínez es en estos momentos la razón por la cual podrían fortalecerse las relaciones entre el Gobierno del Estado y el Municipio de Puebla o también podrían debilitarse, su renuncia a la Secretaría de Seguridad pública y Tránsito Municipal (SSPTM), es la fórmula.
Quedó claro que a partir de este día los principales cargos en los cuerpos de seguridad e inteligencia de Puebla quedan a cargo de mandos de la Secretaría de Marina, que es esta forma cómo el gobierno de Miguel Barbosa pretende combatir a la delincuencia y a la vez a la corrupción en la que han incurrido mandos policiacos, principalmente los que llegaron durante la administración del extinto Rafael Moreno Valle.
Luego entonces, la SSPTM debería de quedar también bajo la dirección de algún mando de Marina, para homologar criterios en la lucha contra la delincuencia organizada.
Y es que en el municipio de Puebla en fechas recientes y al inicio incluso de la administración de Claudia Rivera, como presidenta municipal, salió a relucir que elementos de la Policía Municipal se vieron involucrados en abusos de autoridad, protección a delincuentes e incluso casos de violación, lo que hace suponer que tuvieron una disciplina bastante relajada y comprometida.
Y si tomamos en cuenta que en estos momentos la ciudad de Puebla está inmersa en casos de robos a casa habitación, robo de vehículos, de autopartes, a negocios, transporte público y comercios, entre otros, se entiende entonces porque la recomendación del gobierno de Puebla de cambiar al titular de la Secretaría de Seguridad del Municipio.
Sin embargo, a la alcaldesa capitalina se le ha metido en la cabeza qué atender la recomendación de cambiar a su secretaria es muestra de sometimiento por lo que aunque sea necesario no lo quiere hacer y parece que no lo va a hacer.
Es aquí donde se explica por qué María de Lourdes Rosales Martínez es quién podría mover la balanza entre una buena relación entre el Gobierno del Estado y del Municipio.
Lo malo de que las cosas permanezcan como en estos momentos están es que los criterios para el combate a la delincuencia no van a hacer lo mismo en el territorio poblano que en su capital.
Y no se trata de una lucha de género si no de inteligencia.
Nos vemos cuando nos veamos