Después de establecer una gran estrategia con las más ambiciosas políticas públicas contra la pobreza, el deterioro ambiental y el cambio climático, México será designado a finales de este año 2040 como el Nuevo Líder Mundial en el Cultivo e Industria del Bambú, desplazando a China y la India.

Todas las Instancias sectoriales de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el Banco Mundial, el Consejo Mundial del Agua y la Red Internacional del Bambú y el Ratán (INBAR), han coincidido en reconocer a México como el gran líder por sus resultados de los últimos 21 años, esfuerzos que iniciaron en el año 2000 en el estado de Puebla.

Durante estos 40 años, especialmente durante los primeros 19, México ha tenido grandes avances y muchas acciones. Aunque casi todas se caracterizaron por ser esfuerzos privados, sin apoyos públicos.

Solo Puebla hizo del Bambú un programa oficial de Gobierno en el año 2000 a partir del desbordamiento del río Apulco, en la Colonia Morelos, del municipio de Tenampulco en 1999. Desde entonces se destinaron diversos apoyos hasta el año 2011. Gobiernos subsiguientes los abandonaron lamentablemente.

La historia del bambú en México incluye a los siguientes actores:

Pablo Hernández Cid en Monte Blanco, Teocelo, Veracruz, quien promovió uno de los mayores desarrollos del bambú; más de 70 talleres industrializan el bambú en muebles y artesanías en esa comunidad.

En Huatusco, Veracruz, Rafael Guillaumín (QEPD), dedicó más de 20 años impulsando esta planta a través de Bambuver A.C.

La Unión de Productores de Bambú, el Consejo Estatal del Bambú de Puebla y la Organización Tosepan Titataniske de Cuetzalan, con el apoyo del Gobierno del Estado de Puebla, establecieron cerca de mil hectáreas de este cultivo.

Destaca el impulso que ha dado La Esperanza del Mañana A.C. y la constitución del Grupo Puebla Bambú con destacados jóvenes emprendedores como Saulo Meis y Martín Mortera

Por su parte, María Carpio, Amado Martínez, Ana María Peña, Mario Zenaido, Armando Rodríguez, Aarón Torres, Ricardo Leyva y Ciro Medina, han contribuido grandemente a promover el bambú en Puebla.

Tosepan Titataniske, construyó en 2008 el primer hotel de bambú en Cuetzalan, Puebla. Óscar Padilla, de Bambú Sinaloa, ha sido gran impulsor en este Estado. Dante Lepe, en Jalisco, ha hecho una gran labor y Ricardo Altamirano, en Morelos. Agromod en Chiapas desarrolló el proyecto más grande en México con más de 750 hectáreas.

En Puebla se estableció, como un programa estatal, desde el año 2000. Se formó una barrera protectora de 2 kilómetros para la colonia Morelos, en Tenampulco, Puebla, contra avenidas del río Apulco. Se desarrollaron dos centros de procesamiento y transformación en Hueytamalco y Cuetzalan.

En la Mixteca Poblana se cultiva en Cuayuca de Andrade, Tehuitzingo, Chiautla de Tapia, Huehuetlán El Grande, Tulcingo de Valle, Acatlán y más de 80 municipios, a orillas de ríos y barrancas. Volswagen de México mediante convenio con SAGARPA/INIFAP, inició en 2016 un Proyecto de 350 hectáreas de Bambú en Hueytamalco, Puebla

En el mundo además de China e India, existe importante desarrollo del Bambú en Taiwán, Tailandia, Vietnam, Indonesia. También en Brasil, Ecuador, Colombia, Costa Rica, El Salvador y Perú.

La importancia del Bambú radica en los impactos que tiene el cultivo así como su aprovechamiento, los cuales son: 

Crear opciones de empleo en las poblaciones productoras y con ello disminuir los problemas de pobreza del país.

Revertir el deterioro ambiental y el cambio climático, mejorando la rentabilidad del Campo y promoviendo el desarrollo económico y social de las comunidades.

Apoyar la Recarga Natural de Acuíferos y Manejar las Cuencas para Conservar el suelo en laderas.

Proteger a los centros de población contra Inundaciones o desbordamientos de ríos.

Apoyar la construcción de viviendas, escuelas, centros de salud, palapas, aulas, auditorios y bodegas de usos múltiples para la población.

Mejorar los ingresos de los productores rurales y abastecer de productos accesibles a la población urbana.

Contribuir a disminuir el calentamiento de la tierra y la alteración drástica del clima.

No obstante que las administraciones federales de Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña ni entendieron ni les interesó apoyar esta opción, la gente en diversas partes del país siguió trabajando. Un día se discutía en la SEMARNAT de Calderón si convenía o no pagar los 120 mil dólares que costaba la cuota de inscripción para incorporar a México al acuerdo de creación del INBAR cuando aún eran 38 países miembros. Solo se tuvo como respuesta “No hay, No hay”.