Doña Claudia Rivera, la presidenta municipal de Puebla, debe de estar orgullosa, nadie, solo ella, pudo colocar a la secretaria de Seguridad Pública y Tránsito Municipal (SSPTM), en una de las dependencias policiacas envuelta en casos de corrupción, de abusos y negligencia.

En estos momentos todas las áreas de inteligencia y operativas de esta secretaría se encuentran en entre dicho, las detenciones al margen de la ley, la invención de delitos, de pruebas, han sido la causa principal para que muchos delincuentes hayan sido puestos en libertad por jueces de control

Ernesto Escamilla Hernández (a) El Cabezas, a cargo del Grupo de Intervención Proactivo (GIP), encabeza la lista de mandos que estarían no solo encubriendo el crimen organizado, sino participando, en uno de estos bandos, para acabar con los enemigos de este, aunque para esto tengan que transgredir la ley.

Este personaje, entre la serie de investigaciones que tiene pendientes, se encuentra la de un juez de Control, que solicitó a la Fiscalía General del Estado (FGE) por la misteriosa muerte de un sospechoso de robo ocurrida en los separos de esta secretaría, además de la serie de casos donde han sembrado pruebas para inculpar a detenidos en delitos, principalmente narcomenudeo.

Otro personaje de esta serie de abusos y de corrupción policiacos es uno de los mandos principales del grupo K-9 o Canófilo, de apellido Tobón, que por extraño que parezca ha permanecido en ese grupo durante varias administraciones municipales, tiempo suficiente para poder entablar compromisos con jefes de grupos criminales, trabajando como el primero, para un solo bando.

Este Tobón, goza de buenas relaciones con funcionarios tanto del municipio como del estado, lo que le ha permitido seguir adquiriendo compromisos ilícitos en la corporación de la Policía Municipal.

Y tal como le comente desde un principio que la corrupción y abusos que existen en la SSPTM es gracias a la presidenta municipal, porque ella es la que ha sostenido, sostiene y va a seguir sosteniendo a la titular María de Lourdes Rosales Solís.

Nos vemos cuando nos veamos