El presidente municipal de Tehuacán, Felipe Patjane, en la semana fue abordado por la prensa poblana que lo visitó, para que revelara porqué solicitó un amparo de la justicia federal.

El alcalde, como acostumbra, no respondió.

Simplemente dijo que era un asunto personal y que no respondería.

Ante la falta de información, ya se llenan los vacíos.

Entre los pasillos del ayuntamiento tehuacanero se habla que solicitó la protección del poder judicial federal por una demanda alimenticia de su ex esposa.

También se dice que el juicio de amparo es por el incumplimiento de pago de algunas de las propiedades adquiridas, incluso se habla de un avión.

Asimismo se dice que buscó protegerse por el presunto desfalco de 120 millones de pesos al erario.

Y finalmente se dice que es por haber retenido contra su voluntad a regidores en una violación ilegal de la libertad.

Sea cuál sea el motivo por lo que promovió el juicio, lo cierto es que el alcalde busca que lo proteja la justicia federal ya sea para no ser detenido o para no pagar algo, es muy grave.

Para que le ocurra eso a un ex alcalde es para pensarse.

El ex candidato y la 4T

Algo debería hacer, y urgente, el priísta Alberto Jiménez Merino respecto de sus promotores, o quienes se ostentan como tal.

En su supuesto afán de sumarse a la Cuarta Transformación (4T) poblana, en el gobierno de Miguel Barbosa Huerta, se ha soltado la versión de que el excandidato priista quiere llegar a la Secretaría de Desarrollo Rural (SDR).

Es el caso específico de Miguel Ángel Hernández Tecanguey, quien a nombre de Jiménez Merino, pide apoyo de los productores para que su “jefe” -así le dice- llegue a esa posición en el gobierno a la orden de quien denostó públicamente al calor de la contienda electoral.

Dicho “promotor”, desde hace años se ostenta como especialista en uva y ha dejado varios pendientes con ventas dudosas de vid a los productores de la zona de los volcanes.

Ahora se ha venido reuniendo con sectores del agro, pocos, pues su influencia es mínima, a quienes promete que “el ingeniero los va a apoyar”.

En su afán, a motu proprio, eso no ha quedado claro, el supuesto productor de planta de vid, otra cosa también que se duda, ha emprendido una campaña negra de denuestos contra la titular de la SDR, Ana Laura Altamirano Pérez, con adjetivos poco dignos de un varón.

Todo, a nombre de Jiménez Merino.

Incluso a la secretaria, fue a pedirle apoyo para su negocio de venta de plata, que concretó en pasadas administraciones con pingües ganancias, cuentan los que lo vieron.

En esas transacciones, por cierto, y qué casualidad, uno de sus principales impulsores fue el ex subdelegado de la entonces Sagarpa en Puebla, Héctor Ochoa, otro de los consentidos de Jiménez Merino, cuando fue delegado de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) en la entidad.

La respuesta que obtuvo de la actual titular de la SDR fue que todos los apoyos se otorgan en el marco de la norma, que no hay cuotas para nadie.

Ahora se entregan a quienes cumplan con la norma y se atiende a los productores de manera individual, precisamente para evitar moches, y aplicar los principios de honestidad y transparencia de la 4T.

Claro, la reacción de este “promotor” fue maliciosa.

Lo que no cuadra para nada, es que el dos veces ex diputado federal quiera llegar a la 4T poblana y más aún al gobierno barbosista, cuando sus acciones y comentarios, los ataca como buen priista.

Ya se verá, tiempo al tiempo.