La bienvenida a José Félix Cerezo Vélez presidente de la Comisión de Derechos Humanos, por parte de los medios de comunicación, no fue la que él deseaba. Nunca imaginó que fuera seriamente cuestionado y menos se preparó para hablar de temas como el Caso Chalchihuapan.

Su desconocimiento fue tal que lo mismo dijo que se le había pagado a un muerto que comparó las violaciones a los Derechos Humanos en Tabasco que los casos de linchamientos en Puebla.

Ello nos lleva a preguntarnos si realmente fue el mejor perfil para dirigir una comisión que se encuentra envuelta en una serie de irregularidades, precisamente porque su antecesor Adolfo López Badillo fue incapaz de ser un titular independiente del Poder Ejecutivo.

Una de las preguntas obligadas para el nuevo ombudsman era el tema de Chalchihuapan, donde su respuesta fue: “sé que se le pagó al niño que se murió”. ¿Cómo?, ¿Le llevaron una ofrenda, se mandaron a rezar rosarios o se ofrecieron misas para el menor José Luis Tehuatlie?, ¿Cómo se le puede pagar a alguien que murió?

Quizá lo que “el doctor en derecho” como lo presumió en su título, debió decir es que se realizó una indemnización, una reparación del daño, a la madre de la víctima, pero a juzgar por sus palabras, es un tema que desconoce.

Ese no fue el único, único, error del nuevo titular de la CEDH. Se dijo preocupado por Puebla así como por el respeto a los derechos humanos en el territorio poblano, pero al tratar de lucirse ante los medios, puso de ejemplo que él como segundo visitador de la CNDH, investigó los linchamientos en Jalpa de Méndez.

Es cierto que en ese lugar hubo un intento de linchamiento, sólo hay un ligero detalle, se trata de una comunidad del estado de Tabasco, un caso que no llegó a mayores, digamos una investigación de bajo pelo, como muchas otras.

Hay que aclararle al presidente de la CDH que en Puebla los linchamientos fueron en Ajalpan, no en Jalpa; que se trató de jóvenes encuestadores confundidos con secuestradores y que fueron quemados vivos. Algo similar ocurrió en Acatlán y en otros municipios poblanos.

Ya como colofón, se le preguntó a Cerezo Vélez si podría acreditar los cinco años de experiencia en el área de los Derechos Humanos, como lo exigía la convocatoria, sobre todo porque existen documentos oficiales y públicos que confirman que la mayor parte de su trayectoria y hasta el 2014 se desempeñó como funcionario electoral.

Uno esperaría que se defendiera y que demostrara que sí cumplió cabalmente con lo que le solicitaba la ley para ocupar una de las carteras más delicadas en el estado pero no, todo lo contrario. Insistió una y otra vez en que era Doctor en Derecho.

Ya cansado de las preguntas soslayó que sí, que llevaba cinco años en la Defensa de los Humanos aunque no logró explicar por qué la fechas no coinciden.

Ahora sería altamente deseable que los diputados de Morena o los correspondientes a la Comisión de Derechos Humanos, que preside Estefanía Rodríguez Sandoval, transparenten cuál fue o cuáles fueron los documentos con los que Félix Cerezo comprobó los cinco años de experiencia en la materia.

De lo contrario, el mote de “Félix, el gato, el único, único gato”, difícilmente podrá quitársele.