¿Pueden ustedes imaginarse —sin morir de la risa— que la segunda gobernadora de Puebla fuera Nayeli Salvatori?

Les pregunto esto porque ayer la diputada federal reveló en un tuit que ella ya se vio como mandataria, aunque horas más tarde reculó, o al menos borró el mensaje en el cual se autodestapó.

La última puntada de la diputada que le cuesta algunos millones de pesos al año a los mexicanos, fue publicada en su cuenta de Twitter: “Yo sigo haciendo Reformas de Ley, ese es mi trabajo. Cuando sea Gobernadora de Puebla ya les diré si me parece buena o mala idea en mi Estado hacer una plaza de toros. Saludos. Espero ya puedan dormir.”

La respuesta de la legisladora devino de las voces que le cuestionaron cuál era su parecer, como antitaurina, ante el anuncio de su gobernador Miguel Barbosa por construir —o remodelar— una Plaza de Toros en Puebla.

Suponiendo sin conceder, como reza el clásico, que fuera candidata, lograra el triunfo y rindiera protesta como gobernadora constitucional de Puebla, la hoy diputada federal anunciaría con bombo y platillo que en la entidad desaparecerían las corridas de toros, tal y como lo propuso en la Cámara Alta.

Incluso me atrevo a pensar que propondría que desde ese momento se acaricien a los toros de lidia, que se saquen a pasear sin correa y que se les permita correr libremente en el campo —cual perrito de compañía—, pues ella misma fue quien dijo que se acercaría a un toro sin mayor reparo, porque éste no le generaría ningún daño. Es evidente que la ignorancia de esta mujer la lleva a niveles de ridiculez de máxima envergadura.

Recordemos cuando anunció que al legalizarse la marihuana, invitaría a su casa a fumarla y a escuchar a The Doors.

Hasta el momento no deja de ser un mal chiste, aunque hay que estar atentos, porque en los tiempos de la 4T hasta este remedo de legisladora, puede soñar con gobernar Puebla.

Por cierto que el tema de las corridas de toros estará en la agenda durante estos días. Hoy por la protesta antitaurina que se realizará en el Hemiciclo a Juárez, en la Ciudad de México, en contraste con la Corrida de Aniversario que se realizará también este miércoles 5 de febrero en la Plaza México.

El tema es muy sencillo, hagamos una comparativa de ambos eventos y veamos el resultado entre la marcha antitaurina y los asistentes a la monumental de Insurgentes.

Contaremos y diremos.

¿Caca en la casa?

La iniciativa para reformar la Ley de Bienestar Animal del Estado de Puebla, fue devuelta a comisiones en el Congreso del Estado, no por presiones de taurinos o animalistas, sino porque fue hecha con las patas.

El equipo jurídico y la diputada Nora Merino Escamilla fueron incapaces de hacer un trabajo profesional y presentar un documento bien redactado y sin vicios de inconstitucionalidad.

Fue la diputada del PRI, Rocío García Olmedo, quien una vez más les dio cátedra del trabajo legislativo e incluso se mofó de la redacción que originalmente presentó la iniciativa morenista. Señaló que en una primera leída encontró al menos 10 errores u horrores de redacción además de una acción de inconstitucionalidad.

Figúrese usted que tan mal estaba redactada, que de acuerdo con el documento original, las autoridades podrían ingresar, sin una orden previa, a su domicilio simplemente para revisar si usted había o no limpiado las heces fecales de sus mascotas.

Pareciera increíble que algunos diputados y su equipo jurídico no se den cuenta de que habría un acto inconstitucional al permitir, es más, al ordenar el ingreso a los domicilios particulares para verificar la higiene de las mascotas.

Ante los yerros señalados, también por diputados del PAN y Morena como Oswaldo Jiménez y Emilio Maurer, la actitud de Nora Merino, fue similar a la de un estudiante mediocre de preparatoria que presenta un pésimo trabajo y le dice al maestro, sólo le ponemos unas gotas de corrector y ya páseme profe.

Pero un buen profesor debe decir “no lo acepto, lo haces de nuevo y lo presentas sin tachaduras, ni corrector, tiene que ser impecable”.

Por cierto, también se vieron las limitaciones de la diputada Bárbara Morán, quien solo hacía berrinche en la mesa sin presentar argumentos, y sin darse cuenta que el trabajo que presentó su compañera merecía menos que un cinco de calificación.

Así la mayoría de los diputados de la Cuarta Transformación.