Hace unos días escuchamos una propuesta que en el marco de la reforma penal en el país, fue anunciada, la pretensión de eliminar el tipo penal de “feminicidio” redefiniéndolo como homicidio agravado.

Este anuncio viene a sumarse a la serie de “ocurrencias” que hemos escuchado desde hace ya casi más de un año.

Que si por la política de “austeridad” no previeron la enorme problemática que inició con el desabasto de medicamentos complicada ahora por la política improvisada de salud pública que no acaba de implementarse y que ha causado enormes daños a la salud de niñas, niños y personas con enfermedades que no deben detener sus tratamientos a riesgo de perder la vida. No sólo esto, ahora resulta que derivado de que algunos estados de la República aún no han firmado el compromiso del Instituto Nacional de Bienestar ¿era necesario subir al ring electoral el derecho a la salud?

Que si por la “corrupción” desaparecieron a las estancias infantiles y programas sociales causando daño a las niñas, niños y a las familias mexicanas.

Que por el “abrazos y no balazos” la inseguridad aumentó, tan solo en el 2019 el más violento de los últimos años, la cifra de homicidios en México fue de 35 mil 588 homicidios. (Datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública)

Que por el “amor y paz” nuestro país se ha convertido experto en operativos antinmigrantes. La Guardia Nacional destinada a combatir el crimen organizado, está asignada a esta tarea: detener inmigrantes, para cumplirle al presidente Trump.

Que se va a rifar un avión, en el que el premio no es el avión.

Que el dinero que se recaude es para la compra de medicamentos, cuando el gobierno federal en 2019 presentó un subejercicio que ascendió a 51 mil 630 millones de pesos (“Informe Sobre la Situación económica, las Finanzas Públicas y la Deuda Pública” 30/I/2019 Secretaría de Hacienda y Crédito Pública)

¿Cuánto más nos faltará ver?

No lo sabemos, lo que sí está claro es que no hay crecimiento, no hay desarrollo, ha bajado la producción y exportación de autos, la inseguridad se acrecienta, falta inversión, decrecimiento económico, pérdida de empleos, incertidumbre, entre muchas otras realidades que ocurren en nuestro país y que pareciera no quieren visualizarlas y la constante: Dividir, chairos y fifís, liberales y conservadores, malos y buenos.

A todo ello se ha sumado un elemento más de indignación: el anuncio de querer desaparecer el tipo penal de feminicidio, resultado de décadas de estudio e investigaciones que permitieron visibilizar y precisar, una forma de violencia específica contra mujeres -bien se ha sostenido- “a las que no sólo se asesina sino se priva de su libertad, se agrede y tortura sexualmente, y cuyo cadáver se deja expuesto en un baldío o en una calle; o a las que se mata con saña simulando un suicidio, tras años de maltrato, amenazas y golpes” imponiendo un castigo específico a quien cometa este tipo de asesinato.

Sería muy bueno que este anuncio que logró el rechazo de todas/os, de cauce a visibilizar la falta de atención y capacitación que prevalece para la investigación de este delito que ha traído como consecuencia que el Estado mexicano no logre otorgar la garantía de protección y justicia, reparación del daño y no repetición. Incluso, adoptar medidas para su prevención.

Leía que están construyendo un nuevo Código Ético en el gobierno federal (OrtizPinchetti, La Jornada, 09/02/2020) que tiene como objetivo “identificar ciertos patrones que pueden conducir a la felicidad”, sería muy bueno que consideraran incluir la erradicación de ocurrencias que tienen como único propósito desviar la atención a problemas graves, ocultar errores y las consecuencias que de ello se derivan y que lamentablemente están afectando directamente a las Instituciones y a las familias mexicanas.