El controversial avión presidencial continúa sirviendo al presidente en turno. Ya sé que AMLO no lo utiliza como medio de transporte, pero le ha resultado muy útil en su primer año de gobierno y en especial durante estas últimas semanas.

Los señalamientos por la falta de resultados y acciones concretas, son constantes. Los reclamos en contra de la administración federal que encabeza López Obrador incluyen rubros que él mismo había cuestionado antes: que la economía no despega, que los padres de niños con cáncer reclaman medicamentos, que la inseguridad está por los aires, que si México está implementando una política migratoria agresiva, que si los casos de corrupción continúan, que si el “Culiacanazo”, etcétera.

Y para aminorar todos y cada uno de estos señalamientos, el presidente encontró un excelente aliado: el avión presidencial.

Aunque desde un inicio se advirtió que el José María Morelos y Pavón no podría ser vendido, ni rifado, el presidente decidió seguir con el juego y aderezarlo cada vez que un conflicto amenazaba las mañaneras.

Lo mismo dijo que la rifa era sólo una de 5 opciones, que anunció la venta de cachitos o lanzó la “tercera llamada” para los compradores que estuvieran interesados, independientemente de que la aeronave no puede ser enajenada.

AMLO nos quiere ver la cara a todos los mexicanos porque se rifará un avión, donde el premio, por incrédulo que suene, no es ningún avión. Algo que sólo en México puede entenderse.

López Obrador insiste en que la compra de “cachitos” será un acto patriótico y que con ello se ayudará a tener más recursos para la adquisición de equipo médico, incluso, ya existen “presupuestos oficiales” de lo que se comprará con recaudado por la venta de los boletos para el sorteo que se realizará el 15 de septiembre.

La propuesta de adquisiciones, compartida por el vocero de presidencia, Jesús Ramírez Cuevas, desde su cuenta oficial de Twitter @JesusRCuevas, incluye la compra de: tomógrafos, ambulancias, equipos de Rayos X, resonancias magnéticas, camas de hospitales, esterilizadores, ventiladores, lámparas y mesas quirúrgicas, entre otros.

De acuerdo con dicha lista, el monto de inversión será de 2 mil 500 millones de pesos (en números redondos).

Sin embargo, las cuentas no salen.

Como ya se dijo, se imprimirán 6 millones de cachitos de 500 pesos que –de venderse todos-, sumarán 3 mil millones de pesos.

A ese monto habrá que restarle 2 mil millones de pesos que se requieren para pagar los 100 premios de 20 millones de pesos cada uno, que se entregarán en el sorteo. Sí, ese dinero que se entregará en la no rifa del avión presidencial.

En el mejor de los casos, restarán mil millones de pesos para la compra de medicamentos y equipo hospitalario. Ese capital no representa ni la mitad del presupuesto que se compartió de manera oficial.

Y ya ni hablar del pago del avión presidencial, que les recuerdo, era la idea original.