Carta abierta a Don José González Dorantes

Muy apreciable e inolvidable Ganadero:

Hasta ahí, hasta el cielo donde seguramente se encuentra, le hago llegar estas líneas que han brotado en mi con autentica sinceridad y de manera espontánea. No puedo negar que muy agobiado me sentí con tantísimos recuerdos, todos revoloteando al tiempo que disfrutaba de las nobles embestidas, esa forma de ir al caballo, todo lo que en el ruedo hizo “Tocayo”;

Toro herrado con el número 210 y nacencia anotada en sus libretas en enero del 2016, con un peso en la romana de 498 kgs., lo que me ha llevado con urgencia a darle a la tecla, con la inmediatez insostenible de compartir gratos, gratísimos recuerdos.

No faltó el momento de comentar con amigos y seguidores, que no me daba la cabeza para disfrutar la faena y deleitar, paladear con tantos recuerdos de Don Dorantes y lo del “Don” precediendo al apellido, sin el nombre de pila, no, no es majadería alguna ni falta de respeto. Es una vieja costumbre muy arraigada entre la gente del campo. Y les decía yo: “sentado en una nube, allá en lo alto debe de estar Don Dorantes, que se jala los cabellos de gusto”.

Esto de “Don…” viene de una sirvienta de la casa materna: ella presumía que era nacida en la hacienda “La Compañía” por el rumbo de Terrenate, decía que era enrrazada de “Tenexac”, “Piedras Negras” y “Coaxamaluca”, presumía de conocer y haber tratado a todos los señores de por ahí; que conoció al mismo Don Justo Bretón N y de sus hijos al inquieto Horacio. A Don Felipe González y González y harto orgullosa mientras echaba las tortillas me platicaba que estando a orillas del camino a Tetla, pasaba la carreta, cargada de costales, jalada por dos soberbias mulas de tiro, “Don Dorantes” se descubría y sombrero en mano le saludaba sonriente y afectuoso como siempre fue. Siento la obligación, el compromiso de señalar aquí de manera enfática que sí “Tocayo” nació en el 2016, mes de enero, el año que en septiembre el mero 16, Usted se nos fue; el empadre de ese toro, la selección de macho y hembra, sus primeras notas deben haber salido de su privilegiada mentalidad ganadera. Todo, todo esto tan importante para nuestra fiesta lo olvidaron o lo ignoran los señores TVcronistas. Pero eso sí se la pasan enviando abrazos, y muchos saludos a sus compadres, a los señores ganaderos…“a quien acabo de saludar en la tienta la semana pasada”. Obvio saludos con el entrelineado de “No deje de invitar para la próxima y lo vuelvo, aquí en la tele a mencionar…saludos, un abrazo”, mencionando también a infinidad de toreros – claro, que la gente de coleta, jamás deja de serlo – nombres que de seguro están en el viejo Directorio Telefónico, pero que sólo ellos recuerdan. Insisto en señalar la grosería: nadie, ninguno mencionó el nombre de Ud. Señor Ganadero Don José González Dorantes Grave falta que ni invocando a las Yagas de Cristo tendrá el perdón de los cielos. Ni se acordaron de los encastes con la sangre “Parladé” por usted importada de España. Fenomenal maniobra de traer ese encaste con vacas de Enrique Martín Arranz, José Miguel ArroyoJoselito”, Luis Algara, El Torreón y de Salvador Domecq. Sangre que habrá de preservarse con el indulto de “Tocayo

que ya va de viaje a su rancho Parladé en la hermosa Sierra Norte Poblana, allá por Zacatlan para continuar con la preservación de la sangre gloriosa, noble y brava de la divisa turquesa, amarillo y blanco con el Fierro de un círculo del que salen 4 puntas de flecha que limitan un cuadrado. Y antes de regresar a casa, ya ha recibido las primeras curaciones en los corrales de Doña Plaza.

Unas palabras valen para lo hecho por Antonio Ferrera, hecho con mucho sentimiento, genial improvisación con creatividad, arte y una enorme humildad torera, cosa de lo que lamentablemente carecen muchos de los nuestros. La conclusión de la crítica, incluso hispana se resume en 5 palabras: ¡”La México se ha ferrererarizado!

Cierro esta con un apunte a lápiz del cronista poblano don José Luis Ayala, apunte de lo hecho por Ferrara a “Tocayo”,

y sí eso de “Tocayo” es por Usted, por su hijo el actual Ganadero; con José Luis, el artista del lápiz y este escribidor, que con harto aprecio le recuerda, José Alberto, pues dirían por allá por el rumbo de Tetla. Va hasta el cielo mi más cálida enhoragüena.

Y a propósito de este imperdonable descuido – que, no olvido – de los señores cronistas, nada mejor que despedirnos con palabras del gran Cronopio, Julio Cortázar: .