De nueva cuenta la fuga de información, en este caso desde las entrañas de la Secretaría de Seguridad Pública de Estado, así como de la Fiscalía General del Estado, fueron la causa para que fracasara el cateo al interior de la vecindad 803 de la 3 Norte, entre 8 y 10 Poniente, conocida como La Maldita Vecindad, que dejó como saldo la detención de tres presuntos viciosos y un pobre aseguramientos de droga y de objetos robados.
Muy aparte de los "santuarios" dedicados a la brujería negra y blanca qué en México no corresponde un delito, de los presuntos túneles que comunican a la vecindad el primer cuadro del Centro Histórico de Puebla con otras casonas, lo hallado en los pequeños y malolientes cuartos no fue lo que esperaban las autoridades estatales
No fueron hallados laboratorios para la elaboración de drogas. Bodegas donde se acumularán autopartes robadas, ni tampoco cadenas y aretes de oro que forman parte del botín principal de los atracos en las calles del centro de Puebla, ni mucho menos teléfonos celulares sustraídos mediante amenazas de acciones violentas, tampoco hallaron gente privada de su libertad, ni cuerpos sepultados clandestinamente.
Y esto no fue porque en esta vecindad no operaran grupos dedicados al asalto callejero, al robo a comercio, el secuestro exprés o el narcomenudeo, sino porque alguien les avisó a los pandilleros que, en las primeras horas de la madrugada del jueves 2 de abril, iban a caer casi el grueso del personal de la Agencia Estatal de Investigación, así como de la policía estatal, para realizar una revisión minuciosa en toda la vecindad y sus alrededores, en busca de drogas, armas. Objetos robados y todo lo que pueda significar delitos de alto impacto.
Sólo llegaron unos cuantos carritos de supermercado, lo que parece ser un picadero de drogas, dónde fueron encontrados los tres sospechosos, además de muebles y trebejos en mal estado, y eso sí, un abandono total de la vecindad, digno para que la Secretaría de Salud ordenara su total clausura.
En esa vecindad es común que se oculten sujetos dedicados al atraco, a la venta de drogas, empieza la venta de celulares robados, pero justamente desde la noche del miércoles estos grupos comenzaron a retirarse y dejaron la vecindad completamente sola, sabedores de que algo iba a ocurrir, porque lógicamente les avisaron.
En esta ocasión no fue el comandante Colula, de la policía municipal de Puebla, señalado por proteger a estos grupos de delincuentes, ni el comandante Ángel, que en el primer cuadro de la ciudad también vela por los intereses de estos oscuros personajes; ahora fue el estado que demostró, que en el interior de sus filas se encuentra personal que figura en la nómina de estas pandillas.
Por cierto, no me preguntes si el jefe principal de la red criminal que opera dentro de esta vecindad le dice Pecas y que éste también es buscado por haber atacado y herido de un balazo a un elemento de la policía municipal.
Tampoco me pregunte si este Pecas, opera desde el barrio de Xonaca, donde tiene su principal centro de distribución de drogas, porque no lo sé.
Nos vemos cuando nos veamos.