Para romper con la inercia natural que genera el Covid-19 hoy les cuento una policiaca.
Con el mismo terror que generan las películas de suspenso se ha de encontrar en estos momentos Eukid, luego de que fue detenido Gregorio “N”, de 45 años de edad, alias El Chuky.
A Gregorio “N” le pusieron el guante la tarde del sábado 4 de marzo, a unos metros del Centro de Reinserción Social (Cereso), de San Miguel, instantes después de haber ido a visitar a su amigo Eukid, quien desde el pasado 18 de marzo se encuentra recluido, acusado por el delito de extorsión.
La detención de El Chuky, la realizaron elementos de los grupos especiales de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado. En ese misma acción también cayó Rafael “N”, alias El Gallo. Según el boletín de prensa, los uniformados “notaron la actitud inusual de dos conductores que viajaban a exceso de velocidad y manejaban de forma errante, por lo que les indicaron que se detuvieran”.
Al detener la marcha, ambos conductores, fueron revisados, Rafael “N”, alias El Gallo manejaba un vehículo Ford tipo Kia, color arena. Gregorio “N”, alias El Chuky conducía un automóvil Mercedes Benz con matrícula de la Ciudad de México.
Al paso de las investigaciones resultó que a El Chuky lo identificaron como el jefe de un grupo armado, presunto responsable de hechos de violencia. Entre los actos cometidos por ese grupo estarían algunos homicidios, así como la desestabilización, el robo de urnas y la violencia generada, durante el 1 de julio de 2018, en la elección estatal donde Martha Erika Alonso de Moreno Valle participó.
Tanto a él como a El Gallo, dijo la policía, les encontraron 95 grapas, es decir bolsitas con polvo blanco, con las características propias de la cocaína.
Sin embargo resulta extraña esta acusación porque la principal ganancia de El Chuky son los conciertos y las fiestas callejeras, donde se concentran grupos de rock y tropicales. Además se dedica a organizar grupos de personas para avanzadas políticas.
Así las cosas, resulta extraño que ambos sujetos hayan sido detenidos en posesión de grapas de cocaína, cuando su principal ganancia son los conciertos. Además de que es inverosímil pensar que para ir a visitar a un interno en el Cereso de San Miguel, llevaran en sus vehículos pruebas que los vincularan al narcomenudeo.
Lo que también resulta cuestionable es quién delató a quién. ¿El ex operador de Rafael Moreno Valle decidió entregar a “su amigo”, para tratar de congraciarse con la Cuarta Transformación o fue al revés; El Chuky, olvidó a su antiguo patrón y decidió cooperar con la justicia para sepultar a Eukid?
Es el costo de querer nadar entre lagartos en arenas movedizas.