Una de las fortalezas de la República radica en la división de Poderes. Este equilibrio se ve seriamente amenazado con la propuesta de López Obrador para ser él mismo quien determine cómo redistribuir los recursos públicos de 2021, claro está, dándole prioridad y fondos a sus controversiales megaproyectos como la refinería Dos Bocas, el Tren Maya y el aeropuerto de Santa Lucía.

Una de las principales razones de mantener los abultados salarios de los diputados federales es que ellos se encargan de analizar, redistribuir y aprobar los presupuestos, es decir cómo va el Estado a reunir recursos y en qué se va a gastar este dinero.

En estricta teoría, los legisladores hacen los estudios suficientes y discuten entre ellos para, al final, llegar al consenso de cuántos y a qué rubros se le distribuirán los millones, pesos y centavos que obtiene la federación.

Es cierto que su tarea siempre tiene muchas observaciones y que en ocasiones, como el año pasado, la mayoría de Morena aplasta los argumentos de la oposición que en noviembre del 2019 advertía del riesgo de dejar al Seguro Popular sin fondos.

Sin embargo y por más quejas que tengamos sobre la distribución consensuada, la idea de Andrés Manuel López Obrador de ser él y sólo él quien distribuya los miles de millones del presupuesto federal para el 2021 bajo el pretexto de la Emergencia Sanitaria por el Coronavirus, resulta un enorme riesgo para el país, además de una acción inconstitucional.

Se trata, en los hechos, de darle el poder económico a un hombre que ha dado muestras claras del autoritarismo.

¿Se imagina usted cómo quedarán los presupuestos de estados donde los empresarios han recriminado las acciones de AMLO o los recursos que perderán las entidades donde los gobernadores no sean de Morena?

¿Domando la pandemia?

Apenas anoche presentamos en el programa de Destrozando la Noticia un video en el cual demostramos que los poblanos no están cumpliendo con el confinamiento, la Sana Distancia ni las medidas para evitar el contagio masivo de la Covid 19; sin embargo, el presidente insiste en decir que: “El pueblo de México se cuida, se autolimita y se gobierna a sí mismo”.

En el colmo y pese a que en los últimos días el número de contagios ronda los 700 casos y los muertos han crecido cada día en más de 50, para AMLO, se está “domando la epidemia”.

¿Domando la epidemia?, ¿En qué mundo vive?, ¿Qué dice sobre la muerte del Jefe Administrativo del IMSS Chiautla a causa del virus? O de la media decena del personal de ese nosocomio que se encuentran bajo observación. Sí, se trata de uno de los hospitales que visitó el propio AMLO.

El tuit donde anuncia la reunión de anoche, el presidente lanzó las campanas al vuelo sin entender que los momentos más críticos están por llegar a México.

El problema va más allá de que el jefe de la nación no dimensione la gravedad del Coronavirus. El mayor riesgo es que aún existen muchos seguidores de AMLO que están convencidos que mientras su caudillo juré que vamos súper bien y que las camas en los hospitales están vacías, podemos seguir con nuestra vida normal.

Insistir en los dobles discursos costará muchas vidas y dañará los pulmones de muchos mexicanos que podrían evitar el contagio si tan sólo el presidente se tomara en serio la pandemia.