¿No les parece extraño que el gobierno federal, entregue el poder de decisión a los gobiernos estatales para montar cada una sus estrategias contra el Covid-19, a partir del 1 de junio?

Justamente cuando los picos o contagios empiezan a crecer alarmantemente y la tasa de mortalidad es mucho mayor a la mundial.

AMLO les deja en sus manos a los gobiernos estatales, pero les pide que abra sus fábricas, como el caso de Puebla, donde ya se está alistando la apertura de la industria automotriz.

Esta apertura es obviamente bajo la presión de los Estados Unidos, donde ya reiniciará la cadena de productividad, para la cual es vital lo que se genera en México y por ende Puebla.

La vida de miles de trabajadores pasa a segundo término.

Solo serán cifras.

Pero el gobierno federal de Andrés Manuel López Obrador, obviamente pretende lavarse las manos de las consecuencias y dejará el paquete a los gobiernos estatales.

Así cada entidad será culpable de sus propias determinaciones.

Esto ya ha molestado a por lo menos 22 gobernadores, quienes han demostrado estar en contra de la situación.

Incluyendo a Miguel Barbosa Huerta de Puebla.

El mandatario poblano ha sido muy claro constantemente en señalar que en la entidad no hay condiciones para regresar a actividades porque los picos de enfermos están creciendo cada día.

Y también ha sido muy claro que en Puebla, lo más importante es la salud de los poblanos, sin tapujos.

Contrariamente, quien ya dobló las manos es el vecino gobernador de Tlaxcala, Marco Mena.

Hay que recordar que municipios de la vecina entidad se vieron muy beneficiados con la instalación de Audi en la zona de San José Chiapa.

Sin ninguna pena, emitió unos tuits reconociendo que sostuvo una charla con el embajador de Estados Unidos, Cristopher Landau.

f“Conversamos, principalmente, sobre la importancia de reactivar la industria automotriz, cuidando al máximo la salud de los trabajador@s”, dijo el mandatario.

¿Así o más clara la presión?

El embajador de Estados Unidos ya anda operando.

El gobierno de Puebla no ha sucumbido, pero las presiones seguirán.

En tanto el coronavirus crece poco a poco y sus consecuencias llegarán.

La historia calificará cada acción.

Tiempo al tiempo.