Se acaban los privilegios para una clase política y empresarial acostumbrada a la componenda, la tranza y el uso del dinero público para el lucimiento personal o beneficio propio.

Lo que está por ver la sociedad en general, compuesta por mujeres y hombres que todos los días ven con azoro abusos sin rubor de la clase pudiente, es inédito.

No es una exageración, ni cálculo desmedido. El Congreso de Puebla será caja de resonancia de las nuevas formas de hacer política, honrar los cargos y dejar fueros indebidos utilizados para delinquir sin medida ni bochorno. Una multiplicad de nombres surgen en este contexto.

En las próximas horas veremos un debate en el poder legislativo para dar vida a dos iniciativas encaminadas a terminar con el régimen de privilegios: eliminar el fuero constitucional, cuya iniciativa será discutida en el pleno la semana próxima y la prohibición para que candidatas y candidatos sean publicitados en todo medio de propaganda.

En ninguno de los dos casos resulta una acción política menor. En el primer caso permitirá poner en un plano igualitario al de cualquier ciudadano, enfrentar en tribunales eventuales faltas a la ley sin más medida de protección que su honestidad, y un buen abogado.

Llevar a cabo una reforma que impida que los integrantes de la Cámara de Diputados se hagan de la vista gorda ante la existencia de penas cometidas en otros encargos enfrentará a los grupos legislativos.

Lo mismo ocurrirá con integrantes del Poder Judicial e incluye a magistrados, entre los cuales, hay algunos en la mira por su pasado en la administración pública, y lo mismo ocurrirá con el Gobernador en turno.

Es altamente probable que se opongan a una ley cuyo sentido común apunta a establecer piso parejo en tribunales. Serán los menos y por su voto se les deberá recordar por su empeño tenaz de esconder un pasado delictivo permitido por un régimen falaz y mafioso.

El otro gran pendiente es la de impedir que la clase política, siempre en la búsqueda de ampliar o consolidar cargos de elección o públicos, se publiciten ostensiblemente como ocurría en el pasado.

Para nadie es desconocido el alto número de revistas, periódicos y sitios en internet que surgen en periodos pre electorales para posicionar en el imaginario a perfiles que deberían estar en el basurero y la desmemoria.

Anuncios espectaculares, paraderos en la vía pública, medallones de transporte eran moneda de uso corriente entre partidos, alianzas y candidatos para destacar bondades casi inexistentes de aspirantes a cargos de elección popular, que resultaban ofensivos a la inteligencia de ciudadanas y ciudadanos desencantados con los abusos cometidos.

Grandes fortunas se han hecho al amparo de ese modelo de negocio qué pasó de un simple servicio publicitario a la filia encubierta de proyectos políticos y electorales que con el paso del tiempo han quedado al descubierto. Lo que está por ver será el nacimiento de un nuevo régimen y la caída de otro que ya era notoriamente repudiado.