Desde que Hugo López-Gatell dijo que el Modelo Centinela no era tan relevante como lo presumió al inicio de la pandemia por coronavirus en México, un nuevo indicador “midió el éxito del tratamiento”: la ocupación hospitalaria.

La Red IRAG (Infección Respiratoria Aguda Grave) concentra —en teoría— el número de personas hospitalizadas en cada estado, divididos por aquellos que sólo requieren una cama “básica” y quienes necesitan una con ventilación asistida para sobrevivir.

La ocupación hospitalaria, que es el factor que más peso tiene en el prorrateo de datos para cambiar el color del semáforo Covid, es también un número bastante maquillado.

Por un lado tenemos que entender que el porcentaje de ocupación por estado, es eso, un promedio, la suma de sitios donde no hay casos de contagiados y de hospitales en áreas conurbadas donde se concentra el mayor número de enfermos.

Así pues, Puebla que de acuerdo con la federación tiene una ocupación hospitalaria básica del 67 por ciento, no tiene 33 por ciento de disponibilidad en los hospitales Covid de la capital y la zona metropolitana.

El segundo punto del endeble maquillaje de López-Gatell es el referente a las reacciones sociales. Actualmente la gente está llegando muy tarde a los nosocomios, en parte porque los mensajes tan contrarios como “si tienes síntomas leves, quédate en casa”, no permiten que los derechohabientes se atiendan a la brevedad y en parte porque un alto porcentaje de los mexicanos carecen de acceso a los servicios médicos. 

Ayer, el periodista Manuel López San Martín lanzó luz sobre un tema que está a dos de reventarle en la cara al subsecretario de salud.

Los hospitales de al menos siete municipios de Oaxaca, Tamaulipas, Veracruz y Sinaloa llegaron a la saturación total, es decir tienen una ocupación hospitalaria del 100 por ciento, en ellos ya no pueden recibir ni a un paciente más y la epidemia aún no da tregua.

No son los únicos casos. Una veintena de hospitales, en diez municipios del país, entre ellos cinco de Puebla capital, cuentan con saturaciones de entre el 90 y el 98 por ciento.

Otros 20 municipios, siempre tomando en cuenta las gráficas de López San Martín, presentan una ocupación hospitalaria de entre el 75 y 84 por ciento.

Como se aprecia, la ocupación hospitalaria está convirtiéndose en un indicador-dinamita que en cualquier momento le explotará en las manos a López-Gatell.

Si bien, la ocupación hospitalaria no debe ni puede ser el indicador único de cómo va México en el combate al Coronavirus, por los motivos que expliqué al inicio de esta columna, lo cierto es que para López-Gatell era su favorito, aunque ahora quizá decida cambiarlo o eliminarlo y decirnos que así como el Modelo Centinela, la Red IRAG (Infección Respiratoria Aguda Grave), ya no es su mejor aliada.

Y mientras tanto el coronavirus sigue ganándole la guerra a México y los mexicanos seguimos contando muertos.

Y al final, la pregunta que revienta en nuestra mente es la misma en millones de mexicanos: ¿en manos de quién diablos estamos?