Parte del que fuera un poderoso y temible grupo político, pareciera aferrarse con uñas y dientes al poder, pero sobre todo, a la vida.

Por irónico que pueda sonar, el morenovallismo busca desesperado no morir, busca subsistir y lo peor intentan de todas las maneras y por todos los caminos.

Fieles a la doctrina de su jefe y fundador, los morenovallistas no tienen ideologías y mucho menos arraigo ni lealtad a los colores partidistas.

Cómo lo hizo Rafael, ellos ven a los partidos simplemente como el medio para alcanzar el objetivo del poder.

Para recuperar lo perdido, lo mismo da que sea en el PAN, en el PRD, en el PRI o —si se los permiten— hasta en Morena.

Ya hay casos probados de esta práctica camaleónica dentro del grupo original, que terminaron en la 4T después de ser de los grandes beneficiarios del morenovallismo.

Sin embargo, ante el exilio político del grupo en Puebla, parecen haber encontrado nuevas tierras para conquistar y saquear.

Resulta que uno de los viejos miembros del grupo, qué pasó por administraciones priistas y panistas, logró colarse al proyecto de una candidata a gobernadora por Morena.

¿Les suena el nombre de Víctor Cánovas?

Sí, el mismo que se sumó al proyecto de Moreno Valle desde que soñaban con gobernar Puebla y México en las oficinas de la Secretaría de Finanzas en tiempos de Melquiades Morales.

El mismo al que Rafael hizo consejero electoral para operar la alquimia al interior del Instituto Estatal Electoral.

Y es también el mismo que se convirtió en el principal asesor y operador financiero del ex gobernador de Tlaxcala por el PAN, Héctor Ortiz.

Bueno pues es justo en Tlaxcala en donde las piezas se entrelazan para ver en este estado la posibilidad de hacer un nuevo abordaje.

Fiel a su ADN, Cánovas logró ahora internarse en el equipo de la ex senadora Lorena Cuellar, quien busca convertirse en la candidata de Morena para la gubernatura tlaxcalteca.

Pero cuando digo colarse es porque Cánovas ya se metió hasta la cocina y ya es el coordinador y hombre cercano a Cuellar Cisneros.

Bien aprendió las lecciones de Rafael, quien —como la humedad— se internaba en los más complejos rincones de la política local y nacional.

Primero empezó Cánovas reuniéndose con algunos de los miembros del grupo político para buscar apoyos con el objetivo de adueñarse de los lugares claves de ese gobierno en caso de lograr llevar a Lorena al poder; y en días recientes hizo lo propio con los empresarios beneficiados del morenovallismo pasando la charola con promesas de obra pública y jugosos contratos.

Es una inversión segura les dice. Aunque no lo es tanto, si se considera que en Morena la forma de elegir candidatos es incierta y no opera bajo la lógica del PRI o el PAN.

En Morena todo puede pasar y la candidatura podría cambiar de manos en el instante menos esperado para doña Lorena.

Por cierto que entre los empresarios, aparece uno de los que mayores frutos obtuvo de manos de Rafael. Quien por cierto, ordenó cancelar la edición impresa de su periódico y espera ahora poder recuperar lo perdido en las tierras de Xicoténcatl.

Ya estará buscando lugar para llevar una Estrella a Tlaxcala o un Teleférico a Apizaco.

Así pues, desde Puebla, el morenovallismo va tras un nuevo botín, ya se frotan las manos y se lamen los bigotes.

Pobres de los vecinos, si Cánovas y compañía lo logran, no saben la que les espera.

Se van a enterar.