Que AMLO cumpla su promesa de justicia y castigo a quienes saquearon la nación cada vez se ve más lejano, claro está que en el camino López Obrador y sus secuaces están sacando partido a la demanda social.

En México y en cualquier país donde se respete el Estado de Derecho, la impartición de la justicia no debe está sujeta a consultas populares, caprichos, voluntades o firmas recolectadas.

Quienes realmente son responsables de haber cometido uno o varios delitos, aunque sean lo llamados de “cuello blanco” deben pagar por su falta. Esté o no de acuerdo el “pueblo bueno”.

Enjuiciar a un expresidente por saquear a la nación, por actos de corrupción o por traición a la patria deberían ser en nuestro país una práctica común y no un acto barato de proselitismo, sin embargo la 4T encontró en este reclamo social su nueva bandera.

La recolección de 1.8 millones de firmas a nivel nacional para pedirle al Senado que se realice una consulta popular para cuestionar al “pueblo bueno” si gusta o no que se le haga un juicio a los expresidentes: Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo Ponce de León, Vicente Fox Quesada, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto; es simplemente una vacilada.

Y en este juego, del gato y el ratón, no falta el diputado vivaracho que decidió llevar agua a su molino.

Este domingo, el diputado federal Alejandro Carvajal Hidalgo, uno de los impulsores de esta consulta, instaló una mesa para recolectar las firmas, hasta ahí podríamos creer que es un tema partidista.

Sin embargo, el diputado federal por Puebla Capital se promocionó y a la par de obtener datos de contacto de los poblanos que desean ver tras las rejas a los exmandatarios, los inscribió en un listado de “Amigos de Alejandro Carvajal” y les entregó una tarjeta con su nombre, rostro y cargo.

Ahora el morenista deberá preocuparse no sólo por las acusaciones que un día sí y otro también le lanzan los antorchistas desde redes sociales donde el principal reclamo es que ha olvidado a las colonias que prometió representar en San Lázaro, sino también por las investigaciones que realicen los órganos electorales en su contra, podrían arrebatarle el sueño… el anhelo de ser candidato.

A menos claro, que el “pueblo bueno” o alguien desde alguna trinchera, decida que no es tema o que no es necesario aplicar la ley en este caso porque aunque Alejandro Carvajal no lo considere, lo cierto es que las acciones cometidas este domingo en el Zócalo capitalino son actos anticipados de campaña, burdo proselitismo.

Como Pilatos

Los presuntos delitos que pudieron cometer los expresidentes de México son actos que deben seguirse de oficio sin consultas, si los mexicanos votaron por AMLO y todos los representantes electos en 2018 de la 4T fue precisamente para que actuaran y no para que nos consultaran si queremos o no que se imparta la justicia. 

Eso lo tiene muy claro López Obrador, tan claro, como que esta consulta a modo, como son todas sus encuestas, le permitirá lavarse las manos y no quedar como el verdugo principal; amén de que le regresarán algunos puntos de popularidad y aceptación.

Lo que el presidente parece olvidar es que en teoría existe una división de poderes, que las fiscalías son autónomas. Con estos arrebatos nos deja en claro que él lleva mano.