María de Lourdes Ramos Castillo nerviosa apretaba en una de sus manos un sobre amarillo que contenía la suma de 50 mil pesos, en billetes de varias denominaciones, era una especie de combinación de pánico con alegría.
Caminaba por una de las calles del barrio de San Pedro, del municipio de Huitziltepec, cuándo fue sujetada por elementos de la policía municipal, quienes le arrebataron el sobre y le dijeron que tendría que acompañarlos, porque estaba detenida.
La mujer vio de reojo como se acercaba uno de sus paisanos, que antes le había entregado el sobre con el efectivo, cerrando así un pacto de extorsión, donde la amenaza principal era hacerle daño a alguno de sus familiares si no entregaba el dinero, en las condiciones pactadas para el día 2 de abril del 2019.
María de Lourdes, antes del funesto día, había enviado diversos anónimos a su paisano, a quién le pedía la cantidad de 100 mil pesos, advirtiéndole que lo tenían vigilado y que le harían daño a alguien de su familia si no los entregaba.
Fue el día 30 de marzo, cuando la víctima de extorsión aceptó pagar sólo la mitad del dinero que le exigía, acordaron la cita, bajo la solemne promesa de que no habría policía, ni tampoco más repercusiones amenazantes.
Lo que la mujer ignoraba fue que a través del 911 y del 089, su víctima había decidido no sólo llevarle el dinero, sino también traer testigos y policías para concretar una acusación que la llevó el 4 de abril de ese mismo año a quedar a disposición del Ministerio Público, para hacer posteriormente vinculada a proceso, ingresar a una prisión preventiva en tanto se analizaba su caso.
Esta mujer fue enjuiciada y hallada culpable por el delito de extorsión, delito que tiene una pena privativa de libertad de 1 a 5 años, y por lo que ahora fue sentenciada a un año ocho meses de prisión.
María de Lourdes deberá permanecer privada de la libertad hasta que se cumpla la mayoría de la condena que le fue impuesta, tomando en consideración que desde el 4 de abril del 2019 había sido detenida, por lo que sería en el mes de diciembre cuando volvería a ver la luz del día.
Lo que seguramente no va a olvidar es que sus sueños de ganarle a la justicia, se quedaron sólo en eso en sueños, los mismos que viven quienes día a día se burlan de la ley, con las manos en los bolsillos de sus pantalones.
Nos vemos cuando nos veamos.