Otra vez un mando de la Secretaría de Seguridad Pública llegó al primer cuadro de la ciudad de Puebla para perpetrar abusos y llamar de nueva cuenta a la violencia, además de respaldar el negocio de narcomenudeo.

Quien regresó, ya sea de vacaciones o de permiso o castigo, es el comandante Ángel García Rosales, del Quinto Sector, quien tendría investigaciones pendientes por brindar protección al crimen organizado y por abusos y extorsiones a comerciantes del centro histórico.

Y como si fuera burla o demostración de poder, elementos de la policía municipal y su mando, en la esquina de la 20 Poniente y 5 Norte, llegaron a golpear y a detener a lavadores de coches, y franeleros, a quienes se llevaron con todo lujo de violencia.

Y le digo burla, porque en los momentos en que los uniformados desataban el “peligroso” operativo, en la 22 Poniente y la 3 Norte se daba una vendimia de drogas a diestra y siniestra, sin que ninguno de estos policías se acercase para detenerlos o para decirles que no fueran tan conchudos con la venta de enervantes.

Quienes vieron cómo eran golpeados y los jaloneos sacaron celulares para grabar a los policías y estos al darse cuenta se hicieron los desentendidos, aunque no se van a salvar de otras denuncias más por abuso de autoridad.

Lamentable es que en lugar de que haya policías cuidando la seguridad de los poblanos hay grupos de uniformados que se dedican a las vendettas.

Nos vemos cuando nos veamos.