El 8 y 9 de marzo del año anterior, vivimos en todos los estados de la República como nunca antes, movilizaciones feministas de diversos tipos. Una gran marcha de mujeres de todas las edades que exigían justicia para las víctimas de feminicidios y gritaban consignas #NiUnaMás, #NosQueremosVivas #YaBasta; y el 9M, el paro #UnDíaSinNosotras impresionante acción que visibilizó todas las jornadas de trabajo que cotidianamente tenemos las mujeres y que no hicimos ese día, en nuestros trabajos, en nuestras casas, con nuestras familias, parecía que las violencias cometidas en nuestra contra llegaban al límite.

Días después la pandemia y el confinamiento. Las mujeres en todo el país, nos seguimos haciendo escuchar. Nuevas formas de movilización, comunicación y de información usamos. Lo importante era continuar visibilizando las violencias ejercidas en contra de nosotras. Lo logramos, sin embargo encontramos una barrera.

El límite no llegó. Muchas acciones de gobierno se detuvieron por la contingencia, las afectadas: las mujeres. Las violencias se incrementaron exponencialmente, las víctimas: las mujeres. Los gobiernos de los tres niveles se tardaron en reconocerlo.

Datos contundentes. Incremento en la violencia familiar, en el acoso, en el hostigamiento, en los asesinatos violentos de mujeres, en los feminicidios. Pérdida de empleos formales y con ello pérdida de prestaciones sociales y laborales. Problemas mayores de salud por falta de medicamentos. Una enorme carga de cuidados sobre las mujeres. Muriendo por el Covid19 y muchos etcéteras.

La barrera. El único sin reconocerlo es el hombre que hoy es el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, que surgió de un partido “progresista” y “liberal” que autonombra a su gobierno como un “gobierno feminista” pero que contradictoriamente no sabe qué es eso de #RomperElPacto. Inexplicable.

Ese presidente de la República “austero”, que se fue a vivir al Palacio Nacional. Ese hombre que no pudo detener movilizaciones, protestas y que tampoco ha podido detener -aunque ha hecho todo para lograrlo- que las mujeres demostremos su desdén ante los reclamos, sus omisiones y sus errores; su no querer reconocer, ni escuchar. Y ahora también en sus puestas en escena de cada mañana que llama “las mañaneras” sus descalificaciones y ahora hasta acusaciones.

Ese hombre que ordena recibir el 8 de marzo del 2021, con la colocación de un Muro alrededor del Palacio Nacional.

En el diccionario, todas las definiciones que se refieren a los diversos tipos de Muros que se construyen hacen referencia a que se realizan, para proteger, para dividir, para bloquear, para evitar, para atrincherar; que es un mecanismo de defensa. Todas caben en la interpretación del porqué de la construcción de este Muro.

Porque a pesar de la contingencia, el cubre boca no nos ha callado. Y a él esto no le ha gustado.

Logramos visibilizar la problemática. Y él no la reconoce.

Han sido contundentes las acciones de las mujeres organizadas y en lo individual. Y a él le molesta.

A diario se presentan cifras y datos duros de la realidad que vivimos las mujeres. Y a él no le importan.

El mensaje del presidente causa mucho daño a las mujeres que han sufrido y sufren de violencia, a aquellas que no han tenido justicia, a aquellas que aun denunciando siguen sin tenerla y las señalan y las ofenden; a aquellas que han comprobado en él,  esas típicas complicidades “entre hombres” que existen y que han quedado desnudadas entre los muchos abusadores y sus muchas tapaderas.

No hace mucho el presidente López Obrador decía “Los muros no resuelven nada” muy pronto lo olvidó. Tal vez por todo ello, ha logrado que haya una mayor indignación, que no es ya sólo de las mujeres, también lo es de muchos hombres.

En este país lleno de dolor por las pérdidas humanas por una pandemia que aún no termina, y donde la violencia no se detiene; el presidente promotor del Muro y de discursos de odio, no nos detendrá, ni con sus “muros físicos”, ni con sus “muros mentales”. Ese distanciamiento con las mujeres mexicanas, ese desdén mostrado, ese no querer reconocer, ni escuchar, sus descalificaciones y hasta sus acusaciones tienen y tendrán respuestas de las mujeres.

Dice una pancarta colocada este 8 de marzo: “Si a las mujeres nos protegieran tanto como a las paredes y monumentos…todo sería muy distinto”

8 de marzo del 2021 el Presidente López Obrador nos dio una valla para aislar las protestas. Construyó un Muro.

A su Muro. Las mujeres le regresamos un Memorial.

Su Muro incluso no ha sido suficiente para escribir los nombres de todas las mujeres violentadas, asesinadas y desaparecidas en este país.

Bien escribió la extraordinaria Ivonne Melgar: “El Estado mexicano no pudo, no supo, no quiso colocarse a la altura de la ola feminista que hace un año popularizó la demanda de ¡Ni una Más! ¡Vivas Nos queremos! (Excélsior, (06/03/2021.)

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Palabra de Mujer Atlixco

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