A todos, todas, nos preocupa el rumbo del país. Nos preocupa porque ello representa el mejoramiento de nuestras vidas, bien sea por nuevas oportunidades, bien por la prestación de servicios públicos eficientes, bien por los beneficios que pueda representar, o bien para que todas/os podamos avanzar y salir adelante. Por ello preocupa que no se esté cumpliendo con lo prometido en el programa de gobierno.

La pobreza se ha incrementado. Hoy, hay casi 10 millones de “nuevos” pobres, y uno de cada cuatro ha pasado a pobreza extrema, ocupamos el 4º lugar que presenta un mayor porcentaje de aumento en pobreza.

Coneval, en el Informe de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (IEPDS 2020), calcula 70.9 millones de pobres por ingreso, 56.7% de la población; si comparamos este dato con el de 2018 que era 48.8% de la población y 61.1 millones de personas pobres por ingreso, podemos entender el escenario pesimista respecto a la pobreza en nuestro país informado. Hemos retrocedido.

En economía no estamos mejor, en datos del INEGI, la economía de México se contrajo 8.3% en el año 2020, la peor caída desde la Gran Depresión de 1932. Los precios de la canasta básica han aumentado, como también el precio del gas, la gasolina, la luz, entre otros.  En empleo el IMSS reporta en 2020 la pérdida de 709 mil empleos formales.

En materia de salud, vivimos una catástrofe, el dolor por la muerte de casi 200 mil mujeres, hombres, niñas/os fallecidos sólo por Covid, que tal vez pudo haberse evitado si se hubiese implementado acciones precisas y oportunas, a las que se suman las muertes por falta de medicamento para atender a pacientes de otras enfermedades terminales.

La inseguridad en el país ha llegado a límites extremos, los datos reflejados son terribles. Asesinatos al alza, en 2020 la cifra llegó a 40 mil 873, cuando en 2019 se reportaron 37 mil 315, 2018 cerró con 34 mil 655 y en 2017 hubo 29 mil 636. Qué decir de los asesinatos de mujeres que ahora se registran 11 diarios. La seguridad en México se deteriora día con día.

En educación, pareciera que el sistema educacional se evaporó y sólo queda un modelo virtual en el que el porcentaje de niños, niñas adolescentes que han dejado de estudiar al mes de agosto del año anterior, llegaba a 2.8 millones de estudiantes de nivel básico y al 8% en educación superior (datos de la SEP Federal). El rezago educativo en México está a la vista.

Las Fuerzas Armadas en México hoy asumen un papel más amplio, con nuevas responsabilidades, incluso desarrollan actualmente 27 funciones civiles “patrullan ciudades, allanan laboratorios de drogas, protegen instalaciones estratégicas, administran puertos, remodelan hospitales, construyen las tres principales obras de este gobierno, cuidan la distribución de las vacunas, etcétera” la ampliación de sus funciones es proporcionalmente igual a la ruta de militarización de este país.

Incluso la entrega de apoyos para programas sociales: becas tanto la que se otorga para niñas, niños y adolescentes, como la universal para estudiantes de educación media superior, a estudiantes universitarios; o la pensión para personas adultas mayores, documenta una serie de inconsistencias en su manejo.

El rumbo comprometido en el proyecto de gobierno no está siendo cumplido. No sólo esto, en los últimos días hemos observado una serie de declaraciones que demuestran que lleva el camino contrario, se aleja de derechos y se aleja de libertades consagradas en la Constitución, lo hemos visto con los “mensajes intervencionistas” enviados lo mismo al Poder legislativo que al Poder Judicial. Se impone un gobierno autoritario, impositivo.

Hace mucho las mujeres decidimos romper el silencio, y al decir esto, no sólo nos referimos a hacer visibles el enorme rezago que de todo tipo que enfrentamos, o el ya no quedarnos calladas por las violencias que se ejercen en nuestra contra, denunciando, señalando omisiones, impunidades etcétera. Romper el silencio para nosotras significa también no estar en la lógica del avestruz, significa alzar la voz, ponernos en alerta, hacer visible las problemáticas graves del país, porque sin duda en todas, las mujeres somos las más afectadas.

A todos, todas, nos preocupa el rumbo que está tomando el país, con un programa de gobierno, de una “ideología” diferente, que no está dando los resultados comprometidos, y los retrocesos están a la vista.

Al retomar sus giras el Presidente, seguro se ha dado cuenta que a más de dos años de su gobierno, no hay cambios en la vida de las mujeres, de los hombres, de las niñas, niños y adolescentes mexicanos que se acercan a su comitiva y a él.

Que el futuro de todas/os está en riesgo y que por ello se requiere un nuevo rumbo.