Quiubo, banda intolerante. Una entrega más en las que este héroe de barrio les trae la información más certera del pancracio político de Puebla.

Así que agárrense porque me les vengo.

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Mientras el pancracio político poblano está más caliente que la chaviza después de un año de pandemia, su héroe de barrio quiso relajarse un ratón y se terminó yendo a echar unas cemitas de cabeza a la Rivera Anaya.

Ya con tres cemitas y dos cocas empacadas, me subí a la mítica Ruta Azteca pa’ irme de retache a la oficina intolerante a seguir correteando la chuleta.

De pronto, dos compas de la mismita ruta, que te lleva de los barrios de la Rivera Anaya, Clavijero y Amalucan hasta con los fifís allá en Angelópolis, comenzaron a quejarse de que ya van pa’ un año con pasaje por los suelos. 

Pero lo peor, según este par de dos chafiretes, es que pa’ pagar la gas ya no les alcanza porque ya no les sale en 10 pesitos, sino que ya la están pagando en 20 varos el litro, y pos la cuenta ya nomás no cuadra.

Como buen intolerante escuché el chisme porque desde hace años la gasolina dejó de costar 10 varitos por litro. Acá entre nos pensé que venían del futuro y que la promesa del Tlatoani de bajar la gasolina se había cumplido.

Pero todo me volvió a cuadrar cuando, de pronto, vino la frase “pinche gobierno. Nos quitó el huachicol. Antes sí nos salía la cuenta, ojalá y volviera el huachi”. 

Achis los mariachis. 

No le hacía que estuviera en verde porque los compadres seguían indignados pues decían que qué les quitaba dejarlos. “Total, si los que están arriba son los que se roban un chingo”. 

Y es que los pasajeros les daban la razón porque durante el morenovallismo, el huachi fue estatalizado

Lo que sea de cada quien, el Rafa sí cumplió con poner la gas a 10 varos, aunque nomás a los de la Ruta Azteca. Al fin y al cabo, acciones que transforman. ¿O no?