Mientras negocios, lugares de recreo y hasta iglesias, entre otros establecimientos, tienen restricciones para evitar contagios de coronavirus, incluso amenazados con fuertes sanciones, los mítines son intocables.
Desde el pasado martes 4 de mayo arrancaron formalmente las campañas por los ayuntamientos y diputaciones locales.
Desfiles carnavaleros, mítines, bailes públicos, reuniones en salones, todo de manera multitudinaria.
Como si el Covid-19 ya no existiera o como si hubiera sido un mal recuerdo.
A casi ninguno de los abanderados por los distintos ayuntamientos le importó, literalmente, evitar aglomeraciones.
Como si bastara con un cubrebocas para evitar los contagios, llenaron plazas públicas, salones y hasta bailes públicos hubo.
Jamás apareció la sana distancia.
Dos botones de muestra.
Al candidato a presidente municipal de Puebla, Eduardo Rivera Santamaría, se le ocurrió cerrar la avenida 11 Sur a la altura del Paseo Bravo para llevar a cabo su mitin con un desfile al estilo carnaval.
Incluso colocó en la punta del desfile a dos jovencitas en leotardo, en medio de las campañas de la defensa de la mujer y contra su cosificación.
Pero ese es otro tema.
Otro caso fue en San Andrés Cholula, donde Adán Xicale hizo un baile público para arrancar proselitismo.
Se supone que sólo están permitidos los eventos sociales de no más de 100 personas, sin pista de baile.
Así como ellos, casi todos hicieron eventos masivos.
Pero con tal de jalar el voto, se pasaron por el arco del triunfo las medidas sanitarias.
Lo cierto es que las autoridades de Protección Civil, tanto estatales como municipales, brillaron por su ausencia.
Tal vez por el temor de que si evitan algunos de estos mítines podrían acusarlos de atacar las campañas políticamente.
Pareciera que la apuesta de las autoridades es a la responsabilidad ciudadana.
En tanto a los que quieren gobernar parece que primero está el voto y después la salud de la gente.
Todo es parte de la falsa confianza que han dado las vacunas y la baja en el número de contagios de los últimos días.
Sin embargo, la pandemia ahí sigue latente y nada más hay que recordar que en Puebla apenas poco más de 10% ha sido vacunado.
En un par de semanas se podrá tener el recuento de los daños cuando aumenten nuevamente los contagios de la Covid-19, o si ya llegó la ansiada inmunidad de rebaño que hablaba el secretario de Salud, José Antonio Martínez.
La apuesta está hecha. Tiempo al tiempo.