Quiubo, banda intolerante. Como ya se la saben, aquí les viene su héroe de barrio que les trae la información más certera del pancracio político de Puebla.

Así que agárrense, porque me les vengo. Y conste que no les aviso dos veces.

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Hoy traigo los pelos bien erizos y no es pa' menos, es el miedo a los contagios del Covidio-19 que me encarna.

Y es que unos valedores me hicieron llegar unos videos del feis donde descaradamente se ve a puro morro caguengue dándoselas de muy, muy en fiestas clandestinas.

Así como si la pandemia no existiera. Como si ya la hubiéramos librado y hubiera motivos pa'l jolgorio.

Nomás al 4 de julio ya llevábamos 12 mil 790 muertos por la maldita pandemia en Puebla.

Y mientras los números de víctimas crecen, no faltan los hijos de su pelona madre que se lanzan a la pachanga. Como si el cuerpo mereciera más chupe y desmadre que salud.

Pero no sólo la culpa la tiene la chaviza sino los desgraciados dueños de antros que lucran con la salud de cuanto despistado les paga por divertirse literalmente en una zona de muerte.

Ahí está el caso, nomás pa' darse el quemón del Sibari Club, que a diestra y siniestra organiza fiestas clandestinas sin la menor medida, ahí en la calle Ignacio Allende 82, en la colonia Insurgentes Oriente.

Los tapabocas ni los conocen y ni un alcoholito se ve que se pongan. De la sana distancia mejor ya ni hablemos.

Estos jolgorios clandestinos, que la autoridad no los tiene permitidos, siguen pasándose los famosos decretos por el arco del triunfo.

¡Que alguien le avise a Protección Civil, Segob y todo el Santo Batallón de San Patricio porque fiestas como las del Sibari Club son una bomba de virus a punto de estallar!

Están viendo la tempestad de la tercera ola y no se hincan.

Conste que cantada vale doble.