En los últimos minutos de anoche por fin quedó en firme la conformación de la LXI Legislatura, que este miércoles rendirá protesta.

Ha sido un final cardíaco.

Uno en donde se vaticina que la bancada de Morena será la que más dará de qué hablar, por desgracia no por los representantes que logró colar al Congreso del estado si no por los grupos que se conformarán.

Está claro que habrá una parte que irá en sintonía con el gobernador Miguel Barbosa, otra remará en contra del titular del Ejecutivo.

Uno desearía que esta división resultara positiva para los poblanos, que permitiera mayor pluralidad, disenso y discusión parlamentaria, por desgracia se observa muy lejano este escenario.

Algo más que debemos destacar en esta abrupta conformación es que otra vez son los tribunales y no las urnas, quienes definen a nuestros representantes y eso siempre, se vea por donde se vea, resta legitimidad.

Los retos para los nuevos y para los diputados que alcanzaron la reelección son muchos, desde cumplir con las exigencias sociales que les dejaron sus antecesores hasta lograr una verdadera independencia del resto de Poderes.

Afortunadamente hay políticos y políticas que cuentan con basta experiencia parlamentaria y que a diferencia de impresentables como el JJ o Héctor Alonso podrían hacer que realmente avance esta Legislatura.

Al haber avalado que sean sólo mujeres quienes presidan la Mesa Directiva, uno confiaría en que promoverán y avalarán leyes y reformas que realmente logren beneficios para ellas y no sólo exhortos o llamados a misa.

Otra cuestión que se podrá apreciar desde este miércoles será una paridad en cuanto a fuerzas, a diferencia de la aplanadora que vivimos estos tres años por la ola lopezobradorista, ahora las iniciativas deberán contar con el consenso, incluso de la oposición, para salir.

No son sólo cifras

Ayer se sumaron mil 46 muertes por Covid a la estadística oficial. Se trató de la tercera cifra más alta en esta llamada, tercera ola.

Pero no sólo es un número más, estamos hablando de que cada una de esas mil 46 víctimas tienen hijos, padres, hermanas, suegros, primos, amigos.

La muerte de cada persona que enferma de Covid representa truncar la vida a quienes le rodearon, se trata de una tragedia personal y colectiva de la que poco se habla.

Presentar cada día las cifras es necesario pero recordar que no son sólo números es imperante, bien harían las autoridades en reconocer que sus errores de comunicación, su falta de sensibilidad y hasta el lucro electoral con el que reparten las vacunas, generan que más personas de las que deberían, mueran.

La estrategia de “inmunidad de rebaño” en un país donde no nos destacamos por la salud, el deporte ni la correcta nutrición es equiparable al exterminio nazi.