Hace 10 días que sus policías ejecutaron a tres ministeriales, en su municipio y el presidente Nachito Mier ya tiene claras sus prioridades: hacer zumba y promover el béisbol.
Este fin de semana, mientras en la Catedral el arzobispo se reunió con los deudos de los agentes que fueron asesinados, a Mier le pareció importante dar una clase de Zumba en el Zócalo de Tecamachalco y ya de paso, macanear en la inauguración de la Primera Liga Municipal Infantil de Béisbol.
Así como usted lo lee. Esas son las prioridades del hombre que tiene hecho un desastre su municipio y que cuando la sangre corrió, él salió huyendo a los brazos de su papá, quien a su vez acudió a AMLO para salvarle el pellejo a su crío.
Pobre Tecamachalco, tan lejos de Dios y tan cerca de la familia Mier.
Mototaxis, un auténtico dolor de cabeza
Los llamados mototaxis son un auténtico dolor de cabeza en las vías rápidas de las ciudades, sin embargo hay lugares donde por lo angosto de las calles deben existir para trasladar a la gente entre poblaciones.
Las satanizadas unidades también son un riesgo en vialidades urbanas o en carreteras, donde la vida de los usuarios se pone en peligro.
Inseguridad, inoperancia, corrupción y rezago, son sólo algunos de los muchos problemas que generan los mototaxistas.
La Ley del Transporte aprobada la semana pasada por el Congreso, sí contiene en su artículo 100 la aprobación del servicio de mototaxis para los municipios, pero advierte que antes de la concesión debe haber un estudio al respecto en cada municipio.
Algunos propietarios de esas unidades de la región de Cuautlancingo y juntas auxiliares de la capital comenzaron a correr la falsa voz anunciando que ya habían sido legalizados, lo cual es definitivamente falso, pues primero deberán realizarse los estudios.
Ahora hay que esperar a que la Secretaría de Movilidad y Transportes no comience a dar permisos en las zonas urbanas y que sea sólo en municipios marginados donde se autoricen. Que se conviertan en un medio de traslado local y que no se les permita salir a carretera.
En el sexenio morenovallista, se habló de prohibición, pero la necedad de no regularlos como se debía, llevó a que se cometieran actos de corrupción en los municipios de la zona metropolitana, donde diariamente se les cobraba por decir que no existían.
La prohibición por sistema lo único que genera es la proliferación de mafias en las que se benefician todos menos los usuarios.
En ese entonces se implementaron programas oficiales para “desaparecerlos”, si se juntaban tres mototaxis, se podían canjear por el enganche y concesión de un minitaxi, proyecto que fracasó pues las unidades que les vendieron no servían en las terracerías, por lo que terminaban destrozadas por las calles que recorrían.
Ahora que la ley señala que sí pueden operar los mototaxistas, el reto recae en las autoridades, que deberán regular e inspeccionar que el servicio y su alcances se cumplan, y fijar las tarifas con los límites de sus recorridos.
La realidad es que quienes en verdad los necesitan no tienen acceso a ese medio de transporte, pues el mercado que les interesa a los dueños de las motos, es el de las grandes ciudades, así que la secretaria del Transporte, Elsa Bracamonte, debe ponerse las pilas para que haya una regulación adecuada.
Ya lo decíamos la semana pasada, el balón está del lado de la SMyT ahora que fue aprobada la reforma en el Congreso, por lo que tendrá que hacer cumplir la ley sin excusa ni pretexto.
Si de algo está harto el usuario es de mentiras, justificaciones y promesas incumplidas.
¿Tendrá doña Elsa los tamaños para lograr lo que sus antecesores no han podido?
Veremos y diremos.