En medio del lamentable reconocimiento de que el gobierno de México ha olvidado, que todos los países en el mundo somos interdependientes. Que ha perdido hasta la conducción que debe seguirse en el mundo diplomático -históricamente muy reconocido-; las mujeres después de dos años volvieron a tomar las calles.
Miles de mujeres jóvenes y de todas las generaciones en todos los estados de la República Mexicana lo hicieron, con un mayor conocimiento de sus derechos y con voz propia. Ya no están dispuestas al silencio. Es sin duda esperanzador, reconfortante, visualiza cambios, que necesariamente trascenderán en la ruta hacia construir relaciones familiares, personales y sociales diferentes.
Dos años de que se detectaron en Puebla, los primeros casos de Covid que dejaría hasta esta fecha más de 17 mil muertos, lo que habla que 17 mil familias poblanas han perdido a alguna/o de sus integrantes. Más de 300 mil defunciones y 5 millones 660 mil contagiados en el país. Números “oficiales” que tal vez no son los reales, derivado de que al inicio de esta pandemia muchas actas de defunción no lo reflejaron como causa de sus decesos. Más aún si consideramos la manía del subsecretario federal de la Secretaría de Salud Hugo López-Gatell de tergiversar información a conveniencia.
No ha sido sin duda una tarea sencilla para los gobiernos, pero muchos reflejaron decisiones que en muchos momentos parecía estaban totalmente rebasados por esta enfermedad.
En ambos casos, de manera simbólica o físicamente, hemos observado la colocación de barreras.
Vallas mentales y vallas metálicas aislando al presidente de nuestras realidades.
Las primeras, para no permitir un diálogo. Para no reconocer errores. Para una mejor convivencia.
Las segundas, para evitar que las mujeres que reclaman: por sus vidas, por sus derechos, por su atención, por sus programas conquistados y desaparecidos; se acercaran a lo que hoy considera “su palacio”.
Y la emergencia sanitaria hizo estragos, en dos años. Y esas vallas tanto las mentales, como las metálicas, que separan al gobierno de la ciudadanía se han ido acrecentando, en dos años.
Y la amenaza continúa. Se habla de un nuevo brote de Covid.
Y se observa un gobierno “amurallado” incluso, sin hacer caso a la recomendación reciente de una persona cercana al gobierno federal, el señor Carlos Slim: “…la confrontación es una estupidez…”