Después de muchos meses, el domingo por fin se discutió y votó en la cámara de diputados, la propuesta de reforma constitucional en materia eléctrica que había presentado el presidente de la República el año pasado.
En un ambiente de tensión, desconfianza e irascibilidad dentro del recinto parlamentario, acompañado por las presiones a los diputados de oposición en redes sociales, mensajes de WhatsApp y correos electrónicos, que fueron de la exigencia a la amenaza, pasando por la ofensa, se inició con la discusión en lo general.
Después de que los dos presidentes de las comisiones de puntos constitucionales y energía pasaran a tribuna a fundamentar el dictamen, lo único que se les escuchó fue una defensa a ultranza del dictamen en lugar de la fundamentación requerida.
Al final, 3 rondas de debate que significaron casi 12 horas desde que se inició la sesión del domingo de resurrección, finalmente se llegó a la votación y la oposición sumada, logró una victoria muy importante para el futuro político y económico de nuestro país, al votar en contra del dictamen presentado, con lo que la mayoría indolente de morena y sus aliados del verde ecologista y del PT, no lograron la mayoría calificada que requería la propuesta de reforma constitucional, es decir, se votó en contra la reforma propuesta y se botó al “basurero de la historia” la tan traída y llevada reforma del presidente López.
Es la primera vez en la historia política de nuestro país que se rechaza una propuesta de reforma constitucional a un presidente de la república y esto, no es menor.
La propuesta significaba una regresión a un régimen de estado más centralizado, menos transparente y con nula rendición de cuentas que, además, reflejaba una incomprensión de los cambios tecnológicos en el sector energético que se conocen en el mundo.
Haberla aprobado, hubiera sido ir en sentido contrario a estos avances afectando severamente el bienestar general de la población, al trastocar múltiples esferas de la economía, el medioambiente y las finanzas públicas.
Pero más allá del enorme contenido ideológico que se plasmó en los artículos 25, 27 y 28, quizá lo más grave que sucedió, fue que no hubo ninguna posibilidad de negociación política desde el momento de la presentación de la iniciativa y desde que el presidente ordenó no moverle ni una coma.
En el inter, Morena pretendió engañar diciendo que se habían aceptado algunos puntos de la oposición, puntos que, por cierto, nunca fueron presentados formalmente ni por el PAN, ni por el PRI, ni por el PRD.
Ante el previsible resultado en la cámara de diputados, el presidente presentó una iniciativa para reformar la ley minera para que el estado tenga de manera exclusiva la exploración, la explotación y el aprovechamiento del litio, reforma que, según los expertos, no es necesaria dado que ya se encuentra plasmado en el artículo 27 constitucional. Pero al puro estilo autoritario y violentando todo el proceso parlamentario, el día de ayer fue aprobada sólo por la mayoría indolente.
Pero lo más grave en todo el proceso, es que el presidente nuevamente vuelve a polarizar a la sociedad, al calificar de traidores a la patria a todos aquellos que rechazaron su propuesta, haciendo saber que su voluntad es lo único que cuenta y ordenando que sus seguidores que amenacen a quienes votaron en contra.
Por mi parte, estoy muy orgulloso de ser mexicano, de ser diputado y de haber votado a favor de México. Para eso me eligieron en el distrito 10.