Qué pinche incertidumbre andan viviendo mis valedores voceadores luego del anuncio que salió desde las tripas del mismísimo Charlie Hall, pa’ que en chinga vayan desalojando las casetas que por años han sido como su segundo chante.
Pareciera que de un plumazo se quisiera borrar todo el tiempo que estos valedores han sido testigos de la historia camotera, sin distingos partidistas y reventándose el lomo a diario, como verdaderos chambeadores.
Pos si hay un oficio que da cuenta del trabajo pa’ llevar la información a todos los rincones de la ciudad, es el de los voceadores, quienes se echan verdaderos tiros por “la de ocho” en plena época del Tuister.
Y es que si bien es cierto que hay varias casetas que andan en desuso y hasta abandonadas en el Centro Histórico, no todos los carnales son iguales ni deben pagar justos por pecadores.
Si lo que se ve no se juzga, nomás hay que hacer a un lado aquellas estructuras que no sirvan, y no andar espantando con echarlos a la calle, pa’ cumplir caprichitos de funcionarios de última hora.
Y es que mi chismoso del tabloide ya rajó canela que los voceadores están que se los lleva la fregada, luego de reunirse con el varil a cargo de Vía Pública, Ulises Hernández, quien de plano se las cantó a diestra y siniestra.
Resulta que esta fichita les habría asegurado que nomás porque estorban el paso, y de plano lucen bien pinchurrientos, sus puestos y casetas deberían dejarlas a más tardar en 15 días. De lo contrario las iban a tumbar con todo y lo que tuvieran adentro.
Como quien dice, ya no se trataba de un aviso, sino de un vil y nefasto ultimátum al estilo siciliano, y que le hicieran como quisieran.
La Netflix, luego, luego, los carnales sintieron pasos en la azotea, pos así merito les pasó a los globeros y boleadores, y en una de esas hasta detenidos hubo por no soltar la baraja.
Y ni qué decir de las mentadas escenas que nos hemos tenido que chutar, donde puro troglodita que se dice funcionario municipal, a punta de golpes y patadas, decomisa mercancía como méndigo salteador.
Ni más ni menos por eso, el Sindicato de Voceadores ya encendió las alarmas, y advirtió que no dejará que les pasen por encima, y menos, si el futuro de su fanta está en riesgo.
Si no se trata de criminales. Es banda que por generaciones ha vivido de llevar la información de mano en mano.
Ojalá que desde el Charlie Hall entiendan que no es de ley meter en esa canasta a uno de los gremios más queridos y respetados por todos los que nos hemos manchado de tinta las manos.
Ahí se las dejo al costo.