Maldita negligencia la que se vivió en San Martín Texmelucan, donde una obra hecha al fregadazo, sin planeación y nomás pa’ que la alcaldesa, Norma Layón, posara pa’ las fotos y se las diera de muy chambeadora.
Y es que la Netflix, de otra pinche manera no se puede capear que un mentado tanque de agua elevado en San Baltazar Temaxcalac se desplomara de la nada y, menos, ¡recién inaugurado hace dos días!
Eso sí, mis valedores, no faltaron los reflectores y hasta las porras mal habidas pa’ Norma Layón, y de paso pa’ toda la camarilla de constructores que no dejaban de presumir esta vil obra de muerte.
Así como lo leen, mis valedores, Norma Layón, entre risas y paradas de cuello, tendrá mucho que explicar ante Doña Justicia por los dos muertos y un herido que dejó su pinche obrita.
Ahí no queda la cosa, banda, pos una cosa es bien cierta, esta méndiga tragedia se pudo evitar si cada una de las autoridades hubiera trabajado machín, o como quien dice, hecho su chamba con todas las de la ley.
¿Dónde chingaos quedó Protección Civil Municipal, el mismo ayuntamiento o las empresas?, ¿a poco no se revisaron los materiales, los mentados fierros?, o ya de plano, ¿quién autorizó los dictámenes de seguridad?
O qué, mis carnales, todos estos mentados requisitos, ¿se palomearon solitos?
Nel, alguien tuvo que pasarlos por visto, firmarlos con la “mamalona” y, de plano, sellar la tragedia que le dio la vuelta a todo el país. De ese tamaño las porquerías de obras que se hacen en Texmelucan.
Es más, banda, si la cosa ya andaba que hervía y los ánimos al punto de la furia, la mismísima Norma Layón terminó de “ponerse de a pechito” cuando llegó al lugar de la tragedia.
Y es que mi chismoso texmeluquense ya “rajó canela”, que así le cayó a la zona cero, rodeada de bravucones, repartiendo culpas y lavándose las manos, lo que terminó por prender la mecha entre los valedores que exigían respuestas y justicia.
Por eso mismo, en chinga le pusieron una corretiza que, con todo y policías jugándole a los guardaespaldas, no evitaron que apedrearan su humilde carrito y la rociaran con cuanta bendición pudieron.
Pos el colmo fue que culpara a los fallecidos por andarla inflando debajo de la cisterna voladora, como quien dice, terminaron aplastados nomás por su meritito gusto.
¿Y si hubieran sido unos morros jugando fucho, varias doñas que pasaban o “cabecitas blancas” tomando el sol?
La Netflix, vienen días bien oscuros en Texmelucan y así como pinta la cosa pa’ Norma Layón, ni estar entre las “mejores alcaldesas” del país la libra del odio jarocho que ya se ganó.
Ahí se las dejo al costo.