Durante la Guerra Fría, entre los 60-80s, el mundo vivía en paranoia por una posible explosión descontrolada de la población y sus consecuencias no deseadas. Contaminación. Hacinamiento. Hambruna.

En este contexto se rodó la película “Cuando el destino nos alcance”, basada en la novela ¡Hagan sitio!, ¡hagan sitio!, abordando vía la ciencia ficción las consecuencias sociales de un crecimiento desbocado. Sin arruinar la trama, parte de la película circula alrededor de cómo alimentar a las masas y evitar una debacle civilizatoria. “No se preocupen, los alimentaremos”.

Desde hace una semana senadores de MORENA llevan haciendo declaraciones similares, descartando que México pueda sufrir una crisis alimentaria por la reforma presidencial que busca prohibir agroquímicos, plaguicidas y fertilizantes. Especialmente al glifosato, el herbicida más usado a nivel mundial.

El decreto –emitido a finales del 2020– busca que gradualmente para 2024 quede prohibida importación, compra y uso. Para lograrlo son necesarios cambios legislativos, así como trazar un plan de trabajo para la transición. Ayer por la tarde el Senado debía trabajar en comisiones para esto, aunque la reunión fue pospuesta. Esta es la cuarta vez que se posterga.

La razón es una nueva iniciativa que suaviza la transición, ampliando el plazo tres años y eliminando adjetivos contenciosos como “alta toxicidad”. La nueva propuesta fue hecha por MORENA… contra la otra propuesta, de MORENA también.

El grupo a favor de una transición expedita a insumos “más naturales” está encabezado por la presidenta de la Comisión de Salud, Margarita Valdez. Ella –además de otros senadores morenistas como Cravioto o Narro Céspedes– argumentan que pasar la ley no llevaría a una crisis.

Del otro lado (aunque del mismo lado, siendo todos morenistas) la Comisión de Agricultura y su presidenta Nancy Sánchez replica que para satisfacer la demanda de producción es necesario el uso de agroquímicos.

Sánchez Arredondo va más allá y ha buscado reformar legislaciones en bioseguridad, intentando autorizar la entrada de semillas transgénicas de algodón. Los rendimientos de las semillas tradicionales poco pueden competir contra las modificadas, lo que ha puesto en peligro a la industria nacional. La senadora por Baja California lo ha vivido en carne propia en su distrito. México del 2018 a la fecha ha desplomado la superficie sembrada de algodón a la mitad.

La discusión por los agroinsumos se sumará al muy probable proceso de consultas del Tratado de Libre Comercio, puesto que el decreto presidencial también bloquea la entrada del maíz biotecnológico. México importa 4 de cada 10 kilos que necesita de maíz, la mayoría de EUA.

Además, esto se entrecruza con la política interna de MORENA, donde el senador Monreal cuenta con el apoyo del secretario agropecuario Villalobos para intentar abatir una iniciativa ligada al ala dura del partido y Palacio Nacional. El destino no solo nos alcanzó, ya nos rebasa, y por la derecha.