En la enferma retórica de Andrés Manuel el plagio, es decir, apropiarse de las ideas de otros para presentarlas como propias, no es un problema ni una razón suficiente para cuestionar a “su” ministra de la SCJN.

El caso de Yasmín Esquivel desnuda, una vez más, que para el presidente los delitos sólo lo son en función de lo que él y sólo él decida. 

En su acostumbrada mañanera, en un intento más por zanjar el tema, AMLO asestó: “Los que acusan no tienen autoridad moral, dicen plagio, ojalá los problemas en México fueran por plagio, los problemas de México son por robo”.

Traducción. Lo que el presidente quiso decir fue: Tanto escándalo por un plagio.

Y yo me pregunto ¿Acaso el plagio no es prácticamente un robo? Un robo de ideas, un robo de investigación, un robo de conclusiones. 

Y peor aún, si este acto en donde le robaste las ideas, la investigación y las conclusiones a otra persona, lo utilizas para alcanzar un grado académico que te permite reunir las condiciones para ser ministro. 

¿Cómo es posible que el presidente solape a alguien así e incluso intentara impulsarla para hacerla presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), el máximo tribunal de este país?

Si ya es grave que sea ministra, todavía lo es más que quisiera ser la presidenta y que además el presidente la justifique. 

Y en el colmo, López Obrador remata diciendo que le extraña porque él no permite la corrupción “ni de sus familiares”, ¿entonces los casos de funcionarios como Rocío Nahle y Manuel Bartlett?

O el enorme desfalco que se presenta en Segalmex, mayor incluso a la llamada Estafa Maestra y ni hablar de programas como La Escuela es Nuestra donde más de 570 millones de pesos no han podido ser justificados. 

Ahora que si se trata de hablar de familiares bien podría explicarnos el caso de su hermano Pío o el de sus hijos que lo mismo se hacen millonarios con una empresa de chocolates que con Casas Grises y pagos en dólares, donde claramente hay un conflicto de intereses. 

¿Qué más ejemplos de corrupción quiere que le enlistemos?

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Lo cierto es que le guste o no, el caso de Esquivel aún tiene mucha tela de donde cortar, que no le extrañe si en una de esas la ministra pierde desde la cédula hasta su asiento en la SCJN. 

Las revisiones a las sentencias que ha dictado y los votos que ha otorgado, siempre a favor de los intereses de AMLO, serán otra bomba que en breve le estallará al presidente.