Entre más pasa el tiempo, desde las tripas del Partido del Trabajo cemitero, no dejan de sentir verdaderas ñáñaras por la falta de cuadros y perfiles medio picudos rumbo al 2024.

Y es que como verdadera estrategia pal’ desastre, la vieja guardia petista no deja de presumir el dizque pegue que arrastra su puñado de adelantados, y cómo se la jugarían el próximo año.

Acá entre nos, mis valedores, ¿qué tiene que catafixiar el PT en la mentada coalición con el Verde y la aplanadora morenista?

O ya de plano, ¿cómo tendrán que machetearle pa’ quitarse de un tirón el estigma de no ser más que el patio trasero de la alianza?

Pos cómo no, si a la hora que las definiciones, cuando el remedo de partido deba entrarle a los chingadazos y negociar candidaturas, a la de a Wilbur, ¿quiénes serán las propuestas, banda?

Y es que así como se ve la cosa, apenitas podrían barajear nombres como los dipus locales, Nora Escamilla, Antonio López Ruiz y la titular de Bienestar estatal, Lizeth Sánchez García.

Como quien dice, la caballada petista se derrumba a pedazos y, la Netflix, peligra el poder que pueda mendigar en esta Puebla camotera. Con tan pocos nombres en el horizonte, apenitas si podría apostar sus canicas por uno o dos municipios, y eso tirándole chico parote.

Es más, mi chismoso petista ya rajó canela que entre las escasas bases que les quedan, no faltan los pesimistas que mejor piensan jugársela con Morena, que ser parte del ridículo que les espera.

Cada vez  están más hartos de ser la “moneda de cambio” de dirigencias oportunistas que nomás ven por sus milagritos, y salir, como dijera mi Tía Lucha, “más cabrones que bonitos”.

De entrada, banda, quien atrae miradas es Lizeth Sánchez, y la topan como una sorpresa pal’ 2024, pero nomás a la Norita y al Toño López no los bajan de ser divisores en potencia.

Cuentan los que saben, que el integrante de la Coordinadora Estatal, Mariano Hernández Reyes, no deja de irse desinflando por la poca credibilidad que le queda.

Tanto así, mis culebras, que “de a tiro por viaje” sólo genera dudas entre militantes, cuando no le queda de otra que salir a presumir sus perfiles de papel.

Ahí por lo mientras, al PT camotero no le queda de otra que ir aceptando su destino polaco, jugarle a los brazos caídos y esperar que no lo aplasten de cara al 2024.

Y es que a este paso, el ridículo y el fracaso serán las marcas personales del partido, que de paso ya ni lástimas da.

Ahí se las dejo al costo.