La semana pasada se confirmó un golpe más a la democracia del país: el cierre de la Agencia Mexicana de Noticias (Notimex).

A 55 años de haber sido fundada y tras una historia que incluye una enorme red de corresponsales nacionales e internacionales, la 4T logró dinamitar una agencia que daba espacios lo mismo a la ciencia que a los actores sociales.

Para el inquilino de Palacio Nacional, Notimex, que estuvo en huelga desde marzo de 2020, era simplemente desechable.

Como buen enemigo de los contrapesos Andrés Manuel apostilló: “No la necesitamos, tenemos las mañanera”.

La respuesta de AMLO es una frase que nació desde el narcisismo, ya que en sus conferencias se habla primero de él, después de él y al último de él, pues en su mente no existe nada más importante que “él”.

Y ese es justamente el problema, que López Obrador no pudo entender que la agencia de noticias del estado mexicano no es lo mismo que la sarta de mentiras, verdades a medias o frases disfrazadas que suelta cada día desde el Palacio Nacional.

El cierre de Notimex, es un grave golpe para el derecho a la información, ya que dicha agencia por lo menos durante 50 años se caracterizó por algo de lo que carece el gobierno federal, el respeto a la pluralidad.

No hubo un solo sector de la sociedad a la que se le cerrara la puerta. En sus mejores años, la agencia mexicana funcionó como un espacio para conocer los rincones y la información de las 32 entidades federativas, pues sus corresponsales transmitían con profesionalismo las noticias de cada estado.

A nivel nacional, la imagen fue similar. Cuauhtémoc Cárdenas tuvo una cobertura especial en 1988, nunca fue vetado por la agencia.

Años después existió también esa apertura para Vicente Fox y para el propio Andrés Manuel López Obrador, cuando fue oposición del panista y trataba de imponer su agenda desde el antiguo Palacio del Ayuntamiento como Jefe de Gobierno del entonces, Distrito Federal.

Más allá de la grilla política, la cobertura de los corresponsales permitió tener la información de desastres naturales, de finanzas, arte, ciencias, deportes y otras fuentes.

La información no se limitaba a los eventos del presidente, es más la comunicación presidencial era en ocasiones, el mismo boletín que se enviaba a las redacciones.

En la década de los noventa hubo dos corresponsales para Puebla, Pilar Bravo Martínez y Francisco Sánchez, ambos cubrieron notas relacionadas con el volcán Popocatépetl, el trenazo de Tehuacán o las pláticas de la Guerrilla Guatemalteca para lograr acuerdos de paz.

La ceguera presidencial

Con Notimex, el gobierno federal podía tener el pulso del país, por ejemplo, en 1994 los corresponsales nacionales tuvieron el encargo de reportar cómo estaba su entidad tras el levantamiento Zapatista

También servía como medio para generar percepción. El 23 de marzo de ese mismo año, los presidentes de cámaras empresariales de todo el país declararon que no sacarían sus capitales de México, tras el asesinato de Colosio. A las 7 de la mañana del 24 de marzo, Notimex subía al hilo: “Los empresarios de México se la juegan con el país, no mandarán sus capitales al extranjero”. Eso evitó que el 25 de marzo la Bolsa de Valores se desplomara.

¿Muy útil, no?

Pero en la 4T ya sabemos, son fanáticos de destruir todo. Ahora desaparecen una agencia, donde por cierto, la directora Sanjuana Martínez, utilizó el dinero de los trabajadores en huelga para pagar a esquiroles que se alquilaron por un menor salario, lo cual va en contra de la ley.