En muchas comunidades de nuestro país el Bastón de Mando representa todo el poder que los habitantes confieren a una persona para que lleve las riendas administrativas, sociales, económicas y políticas de una región. Es siempre entregado como símbolo de confianza, respeto y hasta admiración.

Una vez más Andrés Manuel decidió romper toda la institución que hay detrás de un Bastón de Mando e imponer su ley, importándole dos centavos el significado del acto ancestral.

La entrega del bastón de AMLO es un absurdo y un reflejo del dedazo, ese que dice que dejó de existir porque “son diferentes”.

Comencemos porque el artículo debería entregársele a la persona que lo suceda, sea Claudia Sheinbaum, Xóchitl Gálvez o Marcelo Ebrard, quien sea, quien gane las elecciones de 2024.

Una cosa es que él deseé dirigir las riendas de su sucesión y con ello ver ganar a su corcholata; y otra muy diferente es que desde ahora la “nombre” su sucesora.

Una vez más López Obrador pisoteó la democracia, escupió sobre los votos que lo llevaron a la presidencia y omitió que existen instituciones como el INE que estarán encargadas de dar certeza a las próximas elecciones, esas que dirán, le guste o no, quién habrá de sucederlo.

Y ni qué decir del simbolismo que él mismo retiró. Seamos sinceros, el poder no se comparte, no se puede compartir, como tampoco es posible que ceda o comparta sus responsabilidades con alguien más.

Sheinbaum Pardo no podrá tener el poder mientras su jefe político continúe al frente de Palacio Nacional y en el remoto caso de que ella comenzará a tomar decisiones presidenciales, simple y sencillamente se estaría violando la ley, cosa que sabemos, no le importa a Andrés Manuel.

En fin, que el bastón de AMLO bien podría definirse con una de las célebres frases de la sección Quién es quién en las mentiras: No es falso, pero se exagera.

En cuanto a la no candidata (aún) su discurso preocupa. Inquieta que al recibir el bastón (así con minúsculas) haya afirmado: “Sepa querido presidente que siempre tendrá nuestro apoyo, que cuidaremos su gran legado”.

¿Es acaso la promesa de Claudia Sheimbaum de no revelar la enorme corrupción que se ha presentado en este sexenio?, ¿Es el pacto?

Veremos y diremos.

Aborto y final de legislatura

Los diputados actuales entran a la recta final, estarán iniciando el último año de su gestión, un tiempo atravesado por el proceso electoral que sin duda distraerá a más de uno ya sea con la reelección o con el famoso chapulinazo.

Y mientras los legisladores se preocupan por asegurar su futuro político, en Puebla temas como la Interrupción Legal del Embarazo continúan en la congeladora.

Si en dos años no lo hicieron, difícilmente sacarán los consensos necesarios en los meses electorales y así será una legislatura más, que se irá con pendientes sociales.

Ni más ni menos.