Aunque Puebla cuenta con más de 17 mil hectáreas sembradas de frutales, los diagnósticos indican que no existen suficientes huertas comerciales. Los productores tienen pocos árboles, casi siempre como complemento de otras actividades agrícolas, muy viejos, de variedades desconocidas, plagados y de gran altura que dificulta la cosecha, lo cual conduce a bajos rendimientos, baja calidad, bajos precios e ingresos.
Esta situación ocurre porque no existe organización de productores, ni planes para desarrollar la infraestructura que les permita el acopio ni los primeros procesos agroindustriales como clasificación y empacado para la integración de volúmenes suficientes con la sanidad, inocuidad, certificaciones, calidad y presentación para acceder a mercados de volumen nacionales o extranjeros.
Esta realidad aún se puede observar en la mayoría de las regiones frutícolas de Puebla, cuya excepción podría ser la tuna de Acatzingo, el plátano y los cítricos de la Sierra Norte y Nororiente, la pitaya y pitahaya de Huitziltepec-Molcaxac y la manzana de Tetela y San Nicolás Buenos Aires.
El aguacate, en el que se tienen grandes avances, aún requiere de apoyos en sanidad e inocuidad de las huertas, acompañamiento técnico, certificaciones, infraestructura para acopio, financiamiento, empacado, procesamiento agroindustrial y promoción comercial en sus distintas regiones: Atlixco-Tianguismanalco-Tepeojuma, Chichiquila-Quimixtlán, Zacapala-Cuayuca-Tepexi y Teteles-Teziutlán-Yahonáhuac.
En reuniones del Colectivo Desarrollo Sostenible con comisariados ejidales y de bienes comunales, han solicitado apoyo para el desarrollo frutícola del corredor Huehuetlán el Grande-Coatzingo, Zacapala, Cuayuca, Teopantlán, Totoltepec, Xochiltepec, Epatlán, Izúcar de Matamoros, Tilapa, Tepexco, Atzala y Chietla para mejorar la producción del mamey, zapote negro, aguacate, guanábana, mango, zapote amarillo y anonas.
Entre los principales apoyos se requiere la poda y rehabilitación de huertas para saneamiento y reducción de altura que facilite la cosecha. La poda solo puede realizarse con apoyo de grúa, debido al gran tamaño de los árboles. Es opcional, pero necesario el injerto después de la poda para adoptar las variedades de mayor producción y demanda del mercado.
Pero también, se necesitan apoyos para alcanzar superficies mínimas rentables, infraestructura de acopio, procesamiento de la fruta fresca para el mercado y transformación en derivados, de aquellas frutas que no pueden ir al mercado fresco. La agroindustria es una necesidad más que un objetivo de la producción.
En la misma situación se encuentran los municipios que se ubican en los márgenes de los ríos Mixteco, Acatlán, Petlalcingo, Ajamilpa, Atila y Balsas. El mango y la ciruela mexicana que maduran en esta temporada se quedan lastimosamente coloreando de amarillo o rojo el piso de las huertas por la dificultad para acopiar, procesar y comercializar.
Una situación similar podemos observar, con mayores avances, en la Sierra Nevada con las frutas de clima templado o también en la Sierra Norte y Nororiente.
En la primera región, el tejocote, la pera, ciruela, manzana, capulín, durazno, frambuesa, zarzamora y nogal, son parte de una mayor cultura frutícola, pero aún requiere de apoyos para convertirse en una mejor opción económica. Por su parte, la cereza es un cultivo potencial en la región, sin embargo, hoy solo se cultiva en Chilchotla.
En la segunda, los cítricos, el lichi, la guanábana, el rambután y el maracuyá, siguen esperando apoyos para un mayor desarrollo productivo y comercial. La granada roja sin semilla de Tehuacán, las pitayas y pitahayas de Huitziltepec-Molcaxac-Ahuatempan-Acatlán o las granadas chinas de Tochimilco y Coyomeapan, están en la misma condición de espera.
Un problema que ha enfrentado la fruticultura en México es que, generalmente, las políticas públicas agroalimentarias se hacen para atender la seguridad y soberanía alimentaria, destinándose la mayor parte del presupuesto público a la producción de los granos básicos, por lo que ya no alcanza para otros sectores que han tenido que avanzar con sus propios recursos.
Actualmente, Alejandro Armenta, candidato a Gobernador, es un poblano que conoce Puebla y sus necesidades. Por su origen y orgullo de pertenencia al territorio, tiene un gran compromiso con los poblanos. En su Programa Agropecuario ha propuesto la creación de agroparques para el desarrollo productivo y agroindustrial del estado, bajo la premisa de agregar valor a las materias primas y mejorar los ingresos de los productores del campo.
Los agroparques serán centros de servicios técnicos para el acompañamiento productivo, asesoría, capacitación, distribución de insumos, servicios de mecanización y equipamiento, financiamiento, desarrollo de proveedores, acopio, primeros procesos agroindustriales, transformación agroindustrial, promoción comercial y fomento productivo con mercado asegurado, bajo contrato, para las principales cadenas productivas agropecuarias y acuícolas de las diferentes regiones.
Por eso, mi apoyo y el de miles de poblanos, fruticultores, productores agropecuarios, acuacultores, comisariados ejidales y ciudadanos, será para un poblano. ¡#ArmentaGobernador!