Felicito y deseo el mayor éxito a Claudia Sheinbaum Pardo, primera presidenta electa de México, y a Alejandro Armenta Mier, gobernador electo de Puebla. Confío en su experiencia, conocimiento y voluntad para hacer una diferencia en materia de política pública ambiental.

La presencia de tormentas solares, olas de calor que han superado los 50°C en Tuxpan, Veracruz, sequías intensas y recurrentes, contaminación de ríos y mares e incendios forestales en varias regiones de México, son el marco de la conmemoración del Día Mundial del Medio Ambiente 2024, establecido por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para concientizar a la población sobre la importancia de cuidar nuestro entorno.

Para vivir necesitamos de los recursos naturales: agua, materiales de construcción, alimentos, realizar actividades productivas como agricultura, ganadería y procesamiento de materias primas. Nos asentamos cerca de fuentes de agua y las contaminamos o agotamos.

Llevamos décadas sobreexplotando el suelo, extrayendo cosechas sin permitirle recuperar su fertilidad, y ya no hay tierra fértil, ni materia orgánica, ni capacidad de retención de agua, ni microbiología, todo lo anterior indispensable para los siguientes ciclos productivos.

Hemos cortado leña, madera y extraído otros productos forestales de los montes: tierra de hoja, carbón, hongos, hojas de pino y productos no maderables como resinas, follajes, flores, piñas de agave. A los montes hemos enviado el ganado a pastorear desde que los españoles trajeron los bovinos, ovinos y caprinos, sin ningún orden, provocando pérdidas constantes de la vegetación, el suelo y su capacidad de retener agua.

Hemos cazado y pescado sin control, con prácticas y artes inadecuadas, ni respeto a las épocas de reproducción, en muchos casos desconocidas. Los ciclos ecológicos están rotos, se perdió el equilibrio natural.

En todo lo anterior, lo sustentable, es decir, aprovechar racionalmente los recursos, solo ha sido teoría; y lo sostenible, que es aprovechar recursos sin poner en riego las necesidades de las futuras generaciones, es aún una utopía. Hemos aprovechado, muchas veces en exceso y sin reponer o permitir la recuperación del recurso. Tenemos una cultura notablemente extractiva y autodestructiva.

De esta forma, fuimos perdiendo los manantiales, las galerías filtrantes y viendo secarse nuestros pozos. Y, en lugar de recuperarlos, buscamos otras fuentes o hacemos nuevos pozos que en muchos casos resultan fallidos, porque ya no hay agua en el subsuelo.

Además, no tuvimos el cuidado de manejar adecuadamente los residuos sólidos y las aguas residuales, por lo que las pocas fuentes de agua que quedaban se han ido contaminando aceleradamente, agravando los problemas ambientales y amenazando la salud de la población.

La política educativa y la investigación muy poco han hecho para abordar el problema ambiental y la sostenibilidad. Las políticas públicas han abandonado a los sectores ambientales por privilegiar la seguridad pública, la asistencia social y la infraestructura, olvidando gravemente al medio ambiente.

Como ejemplo de la crisis ambiental, más del 75 por ciento del territorio nacional se encuentra en estrés hídrico, de acuerdo con datos oficiales de la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA). Este año se secó el Río Mixteco, en Puebla. Las cinco presas más importantes del estado de Aguascalientes están hoy por debajo de 17 por ciento de su capacidad de almacenamiento, poniendo en riesgo las actividades agropecuarias, según Silvia Ortiz, de El Sol del Centro, el 8 de junio de 2024.

En tanto, el Gobierno del Estado de México prevé emitir una Declaratoria de Emergencia Hídrica debido a la falta de lluvias. Se estima un déficit de 3 mil litros por segundo en las presas Villa Victoria y Miguel Alemán, las dos principales almacenadoras del Sistema Cutzamala que abastece a la Zona Metropolitana de la Ciudad de México, hasta en un 18 por ciento (Ana Hernández y Elizabeth Ríos en El Sol de Toluca, y Diana Estrada de El Sol de México, 8 de junio 2024).

Los incendios forestales se han incrementado de manera significativa. Solo en la región de Huachinango y Juan Galindo, en Puebla, esta semana se presentaron cinco en forma simultánea, y también se tienen cuatro afectaciones similares en la región de Los Chimalapas, en Oaxaca.

Se requiere aplicar políticas que permitan restablecer los ciclos ecológicos: la recuperación de la vegetación, el suelo, el agua, la calidad del aire, la fauna silvestre y las especies acuícolas. Asimismo, estrategias agroecológicas como la agricultura de conservación y la ganadería regenerativa, además del ordenamiento de bosques y selvas, manejo de cuencas, recarga artificial de acuíferos, tratamiento y reúso de aguas residuales y una nueva cultura del manejo de los residuos sólidos.

También es necesario la revaloración de las políticas ambientales y de fomento productivo.

Pero, inexcusablemente, debe haber un cambio drástico en la educación ambiental de los niños, para la formación de ciudadanos que conozcan los recursos naturales de su entorno, su importancia y, por lo menos, que sepan distinguir entre sustentable y sostenible.