Con la novedad, mis valedores, que siempre sí Morena y sus secuaces, digo aliados, tendrán la mayoría absoluta en el Congreso cemitero, asegurando con eso que marquen el paso y se baile al son que manden.

Sin tapujos y sin despeinarse un pelo.

Y es que con la repartidera de las mentadas pluris, más las diputaciones locales ganadas en las pasadas votaderas, ya se armó la carnita en el Congreso.

De manera oficial, la mentada Cuarta Transformación se terminó agenciando cuatro pluris, sumando pa’ su causa 30 diputados, dejando pal’ resto de la oposición apenas once escaños pa’ repartirse.

Como quien dice, dejó pa’ puras sobras a los pitufos con siete curules, a los tricolores con dos y pal’ Movimiento Ciudadano dos legisladores.

Los morenos tendrán todo el Congreso pa’ hacer y deshacer a su antojo y es que por los próximos años la maquila de leyes será pura responsabilidad de la 4T. Así de simple.

No hay que ser un experto pa’ darse color que en el Congreso ya no tendrán oposición, ni habrá más voz que la de Morena y sus aliados.

Los temas escabrosos y las legislaciones pa’ las minorías, sea cual sea y pa’ donde gire la matraca, serán pura responsabilidad de la 4T, banda.

Si en la lista de promesas, balanzas y pendientes estarán los temas de desaparecidos, LGBT, igualdad de género, protección de los morros, violencia de género y lo que acumulen.

Ahora sí que ni pa’ ver de reojo pos no vaya a ser que termine pasando como la cantaba mi Tía Lucha: “el que da y quita con el Diablo se desquita”.

Las piezas se van acomodando pa’ que la nueva legislatura arranque desde la tercera cuerda.

El entripado panista

Ahora que Mónica Rodríguez della Vechia se anda sincerando con el fiasco panista el 2 de Junio, también habría que meter en la guerra civil entre pitufos la mera Netflix.

Los bastiones azules se fueron a pique porque todas las huestes y facciones no sirvieron ni pa’ ser una oposición sabrosa.

Ni exmorenovallistas, lalistas o persignados, se pusieron al tiro, mínimo pa’ dar batalla y convencer en votar por la causa.

La debacle fue de todos por igual. No sirvieron ni pa’ mantener lo antes ganado, y eso que una y otra vez la estuvimos cantando.

¿A poco fue de gratis la paliza que se llevaron?

Ni pa’ lamerse las heridas son buenos.