Una niña y una mujer, ambas con fichas de búsqueda, aparecieron muertas en lo que va de esta semana. Antes, las dos, fueron reportadas como desaparecidas.

Los familiares de Génesis y María Jessica acudieron, como muchos más, a la Fiscalía General del Estado para solicitar el apoyo de las autoridades.

A la mujer de 37 años le localizaron siete días después de la última vez que se le vio, cuando salió de su casa en la Unidad Volkswagen Sur.

El domingo 12 de enero, cuando encontraron el cuerpo de María Jessica flotando en el río Atoyac, a la altura de Esteban de Antuñano, en la junta auxiliar de Romero Vergas, Génesis desapareció.

Génesis cumpliría los 11 años el próximo mes, medía un metro con 40 centímetros y carecía de un colmillo.

A ella la encontraron ayer, muerta, muy cerca de donde vivió. Pasaron tres días, 72 horas, para que las autoridades se apersonaran en la zona. Antes, los vecinos se organizaron para realizar su búsqueda y una marcha.

Los casos de ambas mujeres reflejan la importancia de que las autoridades atiendan con celeridad todas las solicitudes de búsqueda que reciben. Todas.

En la reorganización de la Fiscalía General del Estado es necesario que ambas desgracias sirvan para que se dote de los recursos económicos y humanos, para hacer de cada búsqueda una tarea prioritaria.

El drama de los desaparecidos en México, y por ende en Puebla, va mucho más allá de golpeteos políticos.

¿Podrán entenderlo las autoridades?

Sonidos en el olvido

Pocos gobernantes apuestan a la cultura. El acervo en Puebla es enorme y quienes conocen la grandeza de nuestro estado han subrayado que la arquitectura, la gastronomía, su historia y hasta sus sonidos tienen un valor mundial.

La de Puebla tiene todo lo necesario para ser una fonoteca modelo, un espacio que los demás estados, incluyendo la Ciudad de México volteen a ver.

En esas paredes existen sonidos que no los tiene ni la Fonoteca Nacional. Discursos políticos, conversaciones militares, corridos hechos para políticos locales, conspiraciones, canciones y programas radiofónicos, conviven con audios del Coro de Niños Cantores de Puebla.

Tras el Catálogo Museístico, donde se realizó el primer paso para ordenar y valorar nuestros sonidos, el proyecto hoy no tiene un camino cierto. La digitalización y hasta la presunción de nuestras voces está pausada.

Este alto ha obligado a gente con enorme experiencia y amor al arte a tener que abandonar nuestro estado en búsqueda de prestar sus conocimientos a otros sitios que sí estén interesados en destacar la grandeza de su historia.

Inicia una administración estatal y es buen tiempo para retomar el camino, momento para que Museos de Puebla, de la mano de María José Farfán, y la secretaria de Cultura, de apellido Pacheco, escuchen todo el pasado glorioso de nuestro estado, ese que hoy está afónico.

​​¿Pondrán manos a la obra o harán oídos sordos?