El gobierno de Alejandro Armenta anunciará este día un programa integral para reorganizar el transporte público, ese que por años ha sido una mafia en Puebla.

El replanteamiento del transporte público en nuestro estado es urgente y necesario. Y sin duda, entre los cambios deberá incluirse el sistema de cuentas que se aplica a los choferes, ese que provoca carreritas y que también genera discriminación a personas con discapacidad, de la tercera edad o estudiantes.

El mal servicio y la inseguridad deben ser dos temas que estén en la mesa, junto a la valoración real de la necesidad de las rutas. Si es necesario la incorporación de nuevas concesiones para garantizar una adecuada movilidad en Puebla, adelante, pero si los estudios marcan que se deben reducir derroteros, también debemos acatarlo.

En octubre de 2019, esta casa editorial publicó la nota Transporte público: seis décadas de irregularidades, chantaje y uso político, en ella, además de un recuento histórico, se menciona que el 60 por ciento de las 800 rutas que se tenían registradas, se traslapaban.

Las mafias del poder deberán entender que al frente de la secretaría de Movilidad y Transporte hoy se encuentra una mujer de mano dura, de mucha experiencia, de colmillo retorcido. Además Silvia Tanús cuenta con todo el respaldo del gobernador Alejandor Armenta, para que desde el inicio del sexenio se pueda trabajar en el reordenamiento del transporte público.

Hoy, después de tantas décadas, de tantos cambios políticos, es el momento de tomar al toro por los cuernos e ir al fondo del asunto. El programa integral que se presentará hoy incluirá medidas como la modernización de las unidades y el pase de revista.

Esperemos que los concesionarios pongan de su parte para realmente ofrecer un servicio de calidad, digno y principalmente, seguro. Recordemos que un buen transporte público es aquel que te permite llegar a tu destino sin la necesidad de utilizar vehículos privados. El día que logremos que los poblanos prefieran utilizar un transporte público antes que subirse -por necesidad- a un taxi pirata, habremos dado pasos agigantados.

Super Bowl, reflejo de los estadounidenses

Al margen de que en gustos se rompen géneros, el medio tiempo del Super Bowl LIX demostró que los norteamericanos están en su propia burbuja, que su mundo es Estados Unidos y sólo eso.

La presentación de Kendrick Lamar no “prendió” las redes sociales ni representó gran cosa fuera de sus fronteras. Fue un show pensado y realizado para los norteamericanos. Eso sí, vimos hasta el cansancio el azul, el rojo y el blanco que se observa en su bandera.

La presentación pudo representar mucho para los “patrióticos”, pero simplemente ignoraron que se trata de un evento televisado y con alcance mundial. Claramente no les importó si al resto del mundo le agradaba o no.

El Super Bowl LIX, al igual que las políticas que aplica Donald Trump, reflejan la postura de la mayoría de los estadounidenses, quienes se preocupan por ellos y más allá de su país, el resto del mundo no existe.