La 4T comienza a sufrir con el desgaste que genera el poder, a la par de que sus villanos ya son personajes más históricos que contemporáneos. 

La eterna lucha contra Calderón, que López Obrador se empeñó en mantener viva un día sí y otro también, no surtirá el mismo efecto ahora que las huestes morenistas intentan generar una narrativa contra Ernesto Zedillo.

Defender a ultranza a la presidenta Claudia Sheinbaum se hace cada vez más complicado. En parte porque a quienes ella y la 4T han elegido como villanos, ya han caducado. Los llamados influencers difícilmente vivieron en conciencia los gobiernos de Miguel de la Madrid, Carlos Salinas e incluso Ernesto Zedillo. 

A la par, los reclamos, como la falta de vacunas que produjo el regreso de enfermedades como el sarampión o la Tosferina, son decisiones que tomó la llamada Cuarta Transformación y que hoy estamos pagando todos, en algunos casos, con la muerte de bebés. 

¿A quién culparemos a fin de año cuando las previsiones económicas se concreten y México en lugar de crecer haya entrado en una recesión económica? No importará entonces colocar eufemismos como “tuvimos un crecimiento negativo”. Los fríos números, los otros datos, serán resultado de las pésimas decisiones que ha tomado un gobierno impulsado, principalmente por una política asistencial. 

No habrá argumento ni discurso que pueda colgarle la medallita de la crisis económica a una administración emanada de los priistas. Ellos ya pagaron esas facturas.

En el mismo sentido, quienes hoy aplauden sin reparación todos los apoyos sociales como las becas y los  productos del Bienestar, se enfrentan a otra realidad. Muchos de ellos son programas reciclados. Quienes ya tenemos algunos años podemos recordar que la venta de leche a precio subsidiado, antes, en los ‘odiosos gobiernos neoliberales’ se hacía a través de Liconsa y en años previos fue Conasupo quien alimentó a gran parte de la población mexicana.

Ahora se empeñan en decirnos que gobiernos humanistas se preocupan por darles un precio fijo a los productores y vender con costes por debajo del mercado, pero hace décadas que la Conasupo, inventada en los gobiernos priistas, ya había inventado el hilo negro. 

Y aquí es  necesario subrayar que, con todo y que eran priistas, los desfalcos jamás se acercaron, ni de lejos, al enorme boquete financiero que ha causado Segalmex, en los escasos años del lopezobradorismo.

La presidenta Claudia tiene sobre sus hombros el enorme peso de la destrucción que le dejó su antecesor. Una loza que además de pesada no puede ser ni nombrada. El segundo piso de la 4T está construido sobre arena. 

Y por ello, la red de aplaudidores y defensores a ultranza a Claudia Sheinbaum, cada vez tendrá menos impacto. 

Culpar a Santa Anna por la venta de una parte de lo que fue nuestro territorio, difícilmente podrá competir con la falta de educación de calidad o un robusto sistema de salud, como el de Dinamarca. 

La mecha que prendió la presidenta, queriendo o no, tendrá un efecto bumerán porque al final la historia nos estará reflejando que un tecnócrata, egresado del IPN y formado en lo más profundo del tricolor logró estabilizar a un país que enfrentó la crisis del 94 y el estallido social zapatista. 

¿Podrá el actual gobierno pasar a la historia como aquel que logró atender demandas tan sentidas como la crisis por desaparición de personas? 

Veremos y diremos.